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El fin del mundo

Secretario de guerra bajo fuego

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José Luis Ramírez León
08 de diciembre de 2025 - 04:03 a. m.
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La semana anterior fue crítica para el secretario de Guerra de los Estados Unidos, Pete Hegseth, tras dos señalamientos directos que ponen en entredicho, al menos de momento, su permanencia en el cargo. El más reciente es una investigación bipartidista en el Capitolio por su presunta responsabilidad en la comisión de crimen de guerra. En otro hecho, Hegseth utilizó una red social para enviar información confidencial que puso en peligro la vida de soldados durante una operación militar. Los dos hechos revisten una especial relevancia y gravedad.

Si ha habido una constante en el país el norte durante la actual administración es la improvisación. El caso del secretario de Guerra, según sus detractores, así lo corrobora. Fue presentador de Fox News, conocido por sus posiciones de derecha y su afinidad con Donald Trump. Su nombramiento en Defensa fue una gran sorpresa, pues Hegseth es señalado como alguien incompetente para desempeñar el cargo. A pesar de las críticas, Trump le ha dado total respaldo.

El 2 de septiembre, en aguas internacionales cerca de Venezuela, se produjo el primer ataque contra una supuesta narcolancha que presumiblemente transportaba drogas hacia los Estados Unidos. De acuerdo con una reciente denuncia bipartidista en el Congreso, el primer impacto mató a nueve de los ocupantes y dos más quedaron con vida. Aquí comienzan las versiones encontradas. Alguien preguntó qué se hacía con los sobrevivientes y “alguien” ordenó que los remataran. Un segundo artefacto hizo explosión poco después.

Una de las hipótesis apunta a que fue el propio jefe del Pentágono quien dio la orden. Hegseth dijo que jamás lo hizo. El jefe directo de la operación, el almirante Frank Bradley, atestiguó el jueves pasado ante el Congreso y mencionó que él no recibió instrucciones de “matarlos a todos”, con lo cual, de momento, le cubre la espalda a su jefe. Según la administración, fue el propio Bradley quien dio la orden de llevar a cabo el segundo ataque. En un manual de la propia secretaría, sobre la Ley de Guerra, justo se pone como ejemplo un caso hipotético en el que los subordinados pueden desobedecer las órdenes de un superior: rematar a los sobrevivientes de un ataque en el mar.

Aun es temprano para sacar conclusiones, mientras no terminen las investigaciones que permitan establecer algún tipo de responsabilidades directas. De momento no se han aclarado los muchos interrogantes existentes y tanto el Senado como la Cámara adelantan pesquisas al respecto. Mientras el representante demócrata Jim Himes ha declarado, refiriéndose al video, que “cualquier estadounidense que vea lo que yo vi verá a militares estadounidenses atacando marinos náufragos”, los republicanos reafirman que la acción fue “legal y letal”.

En el segundo caso, un informe oficial de la oficina del inspector general del Pentágono, tras meses de investigación, afirma que Hegseth incurrió en riesgo de revelar tácticas militares estadounidenses y de exponer a los soldados bajo su mando. Lo anterior tras haber publicado por error en una aplicación de mensajería digital, Signal, información reservada sobre bombardeos que se iban a llevar a cabo en Yemen. Dentro del grupo de destinatarios de lo que se conoce como el Signalgate, se encontraba el director de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, que tuvo acceso a la misma. En ese momento, la situación le costó el cargo al hasta entonces consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, por haber incluido por error a Goldberg entre los destinatarios.

A lo anterior se suma el hecho de la confrontación del secretario con el jefe del Comando Sur, responsable de las fuerzas estadounidenses desplegadas en América Latina, el general Alvin Holsey, justo en medio del despliegue militar en el Caribe. Este choque llevó a la renuncia de Holsey en octubre, la cual se hará efectiva este mes, cuando el general de cuatro estrellas llevaba un año en el cargo, algo inusual dentro de las fuerzas armadas. Todo indica que la tensión entre los dos se inició ante la lógica preocupación del alto militar, según The Wall Street Journal, “por la cuestionable autoridad legal para atacar las embarcaciones”.

Estos hechos, que ratifican la incompetencia de Hegseth para ejercer el cargo, deberían costarle el puesto. Sin embargo, su relación personal con Donald Trump es muy estrecha. Salvo que fuera absolutamente indispensable, Trump no va a prescindir de su leal escudero, por más pruebas que se presenten en su contra.

José Luis Ramírez León

Por José Luis Ramírez León

Abogado, analista internacional, profesor, periodista y diplomático. Colabora con varios medios de comunicación, nacionales e internacionales, así como diversos pódcast. Fue asesor del secretario general de la OEA y secretario general de la CAF.
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