De Hidroituango a Porvenir II

José Roberto Acosta
09 de febrero de 2019 - 02:00 a. m.

La irreversible tragedia ambiental, económica y social que está sufriendo la nación por cuenta de los problemas de Hidroituango se puede repetir con la represa que implica el Desarrollo Hidroeléctrico del Río Samaná Norte - Proyecto Porvenir II, que adelanta en la etapa de construcción la empresa Celsia S.A. E.S.P.

Como se advirtió en esta misma columna, el 20 de febrero de 2015, los funcionarios de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), encargados de la evaluación de este importante proyecto, determinaron en un concepto técnico, que recogió un detallado trabajo de campo, que “una vez evaluada la información presentada por la empresa en el Estudio de Impacto Ambiental radicado bajo el número 4120-E1-37860 del 29 de junio de 2012 y en la información adicional radicada bajo el número 4120-E1-8886 del 25 de febrero de 2014, el equipo evaluador de la ANLA determina negar la Licencia Ambiental al Desarrollo Hidroeléctrico del Río Samaná Norte - Proyecto Porvenir II, con expediente LAM 4697”.

Este concepto negativo para adelantar el proyecto Porvenir II fue subido al Sistema de Información de Licencias Ambientales (SILA) el 31 de octubre de 2014 a las 9:55 a.m., con lo que se hizo pública y oficial la decisión. Sin embargo, bajo presiones indebidas del alto Gobierno, que calificó el proyecto como “Estratégico de Interés Nacional”, se emitió con fecha 13 de febrero de 2015 la Resolución 168, avalando esta cuestionada obra e ignorando las irregularidades y graves afectaciones a comunidades y medio ambiente descritas contundentemente por el informe técnico que negaba el proyecto apenas tres meses antes.

El billonario beneficio financiero para Celsia —empresa del Grupo Empresarial Antioqueño e inscrita en la Bolsa de Valores de Colombia— tiene graves externalidades negativas que tal vez terminen en un episodio como el que ahora sufrimos con Hidroituango. Por ello se hace necesario que la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales, el Ministerio de Medio Ambiente y la propia Celsia despejen las dudas de tan irregular trámite de licenciamiento.

La naturaleza difícilmente prohíbe las obras humanas, pero sí las condiciona, debiéndose evitar errores en cascada originados por el mal licenciamiento y que terminen en el dilema ético al que tardíamente hace referencia el presidente de EPM: escoger entre vidas humanas o desastre ambiental, pues a la larga el daño es el mismo. Quedamos advertidos.

@jrobertoacosta1 jrobertoacostaopinion@gmail.com

 

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