La corrupción en el sector salud es una hemorragia más grande y truculenta que la de Odebrecht y donde la inoperancia de Martínez Neira, en su calidad de fiscal General de la Nación, raya en la complicidad.
En julio del año pasado el contralor Maya imputó hallazgos fiscales por valor de $80.631 millones al señor Guillermo Grosso, en su calidad de agente interventor de Saludcoop y Cafesalud, y esta semana el actual contralor general, Felipe Córdoba, le detectó “nuevos hallazgos” por $269.808 millones y ordenó indagación preliminar por $720.000 millones adicionales.
Entonces, el valor total de este desfalco al sistema público de salud llegaría a $1,07 billones, en solo estas dos EPS y solo entre los años 2013 y 2016, cifra equivalente a US$342 millones, muy superior a los US$50 millones estimados en sobornos en el caso de Odebrecht y Grupo Aval. Y lo anterior, sin contar los casos de irregularidades fiscales en Medimás, Coomeva, Cruz Blanca, Savia Salud y muchas más EPS, que además cuestan muchas vidas.
Como fiscal general, Martínez ha ignorando las denuncias y valiente proceder de ciudadanos como Alirio Tolosa de la Cohesión Nacional de Trabajadores de Saludcoop, entre otros, que desde agosto del año 2016 le han denunciado con nombre propio y pruebas contundentes a varios funcionarios públicos y privados relacionados con este intrincado desfalco a los recursos públicos.
Haber imputado cargos a Palacino por Saludcoop y tenerlo preso es apenas la punta del iceberg y el inicio de una corrupción que en manos de Guillermo Grosso se desbordó en los niveles ya denunciados por la Contraloría. Pero el fiscal sabe que jalando la pista de Grosso llegaría hasta Juan Manuel Santos y su vicepresidente Vargas Lleras, quienes recibieron un hueco de $370.000 millones en Saludcoop en el año 2011, pero entregaron un hueco de $4 billones, que buscaron encubrir con la venta a Medimás.
Preocupa que el actual gobierno hable de una Ley de Punto final para el sector salud, como si le interesara cubrir este desfalco con nuestros impuestos para que quede en el olvido, y más preocupa que el final de este hilo de corrupción técnica se remate con la inaceptable venta de Medimás en la jurisdicción norteamericana. Ojalá no sea continuismo y complicidad.
@jrobertoacosta1
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