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Creo (2024)

Juan Carlos Botero
03 de enero de 2025 - 05:05 a. m.
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Quienes me siguen saben que me gusta concluir el año con una columna más personal e íntima, hablando de aquellas cosas en las que creo.

Creo, por ejemplo, que en un país como Colombia, partido en dos por la polarización y con redes sociales llenas de odio, donde unos señalan a gritos los errores del lado contrario pero disculpan los errores del lado propio, la actitud más urgente y necesaria, y la más revolucionaria, es la decencia.

Creo que no conviene ufanarse de una ideología que limita la mente, sino promover la libertad del pensamiento. Creo que hay páginas que no se deben pasar y que nos corresponde vislumbrar la verdad que late detrás de cada experiencia, dura y cruda como tantas de la condición humana, y que cada uno está obligado a aprender, tarde o temprano.

Creo que toda persona, así no sea un amigo e incluso si es un rival, merece respeto, porque todos somos pasajeros de la misma nave, navegando en la misma dirección, así lo sepamos o no, y todos somos partícipes del éxtasis y del sufrimiento colectivo de la humanidad.

Creo que el mar es un artista que esculpe la costa con una estética original, cuyo designio ignoramos. Y creo que cada ola del mar comunica un secreto que no sabemos descifrar.

Creo que el asombro depende más de la mirada que de lo que se mira. Creo que la victimización injustificada es una manera indigna de llamar la atención. Creo que los lazos familiares son una bendición, pero no una obligación. Y a la vez creo que no somos libres de escoger a nuestra parentela, pero somos libres de conservarla, o no. Creo que las experiencias más dolorosas son las más instructivas, por desgracia. Creo que ejercer la maldad es una forma de suicidio. Creo que para sobrevivir en este mundo se requiere instrucción, y la instrucción se logra mediante la experiencia y los libros. Creo que la vida es efímera, y en su fugacidad estriba su grandeza.

Creo en el ingenio del hombre, que se propuso reproducir el fenómeno del rayo, recreando aquel elemento que quema y arde, pero que también calienta y acoge y es inatrapable, y que lo logró un hombre específico, frotando dos trozos de leña o golpeando un par de piedras hasta hacer saltar la chispa, lo que significó la mayor revolución en la historia de la humanidad, aunque nadie sepa el nombre de ese hombre trascendental, ni sabemos si tenía nombre, y ni siquiera si era un hombre.

Creo que no debemos cuestionar el sentido de la lucha y de la protesta, porque estas no dependen del resultado. Se lucha y se protesta para mantener viva la indignación interna, que nos impide aceptar lo inaceptable, y renunciar a ambas es morir un poco, tolerando la primera de muchas derrotas.

Creo que los nuevos guardias de la conducta, vehementes y exaltados, se han excedido, imponiendo cambios y fustigando a quienes cuestionan sus dogmas, y que al combatir la intolerancia se han vuelto intolerantes, talibanes de su causa. Por eso creo que la cultura de la cancelación es un autogol y que los nuevos policías del lenguaje se equivocan, porque exigir que la gente hable de manera distinta, en aras de una decisión política, ignora la esencia misma del lenguaje, que es fluido y evoluciona de acuerdo al uso y las costumbres, y no cambia por edicto ni a la fuerza. Y creo que la causa es la que sufre cuando se defiende mal, cuando se hace con excesos.

Creo que es tentador, y errado, dividir el mundo entre buenos y malos, para luego asumir el papel de luchador y activista, defensor de una bandera y así sentirse políticamente correcto y relevante. Incluso validado.

Creo que la tarea del artista no radica en desinfectar la condición humana para que luzca ética y placentera, sino expresarla en toda su complejidad para que se entienda que esa complejidad es parte de la realidad, y que tarde o temprano tendremos que enfrentar pruebas y dilemas al vivir en un mundo desafiante, lleno de grises.

Creo que admirar es una virtud. Y quien es incapaz de admirar será pobre de espíritu. Creo que mentir es un defecto, y mentir de frente no tiene perdón. Creo que lo más fácil, e inútil, es insultar, y lo más difícil, y constructivo, es escuchar y refutar con altura, debatir desde una posición de tolerancia y autocrítica.

Creo que Colombia lleva demasiado tiempo sufriendo la violencia, pero el mayor error consiste en creer que esta la generan otros. Nosotros no. Porque nuestra cultura violenta nos contamina a todos, y creo que gran parte de la población no solo es víctima sino reproductora de la violencia.

Creo que estamos creando una cultura frágil, de cáscaras de huevo. Donde la frase más inocua puede tener efectos brutales. Creo que así no se prepara al joven para el mundo, un campo minado donde acechan fusiles con miras telescópicas. Y creo que la trampa de las redes es fabricar una sociedad de víctimas, donde estamos expuestos y vulnerables, con un luminoso punto rojo apuntándonos a la frente.

Creo que no hay nada más difícil que extraer sabiduría de la experiencia propia, pero no hay nada más fácil que apreciar la sabiduría que nos ofrecen los grandes autores en las mejores páginas de la literatura y la filosofía. Creo en la necesidad de cultivar el mundo interno para defendernos de la soledad, que el amor es un milagro que escapa a las palabras, que el contacto con la piel ajena es una necesidad física, y que hay instantes que nos permiten presentir la trascendencia. Creo que el egoísmo y la falta de consideración hacen daño. Y creo que nacemos sin un propósito de antemano, pero que cada uno puede, y le incumbe, descubrir el propósito de su propia existencia.

@JuanCarBotero

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Servio(24139)17 de enero de 2025 - 11:44 p. m.
Creo que es una excelente columna, para empezar el año. Creo en la necesidad de repensar lo político e ideológico de nuestro país. Creo en la deconstrucción. Creo que es posible, construir un país más humano, equitativo e incluyente. Creo en la libertad, igualdad y fraternidad que aprendimos de Francia en su momento.
Virginia(90309)10 de enero de 2025 - 05:10 p. m.
Excelente columna.
Jose(adh7f)09 de enero de 2025 - 06:53 p. m.
El gran despecios que tienen los que saben,con los que no saben.
Jorge(63846)09 de enero de 2025 - 01:15 a. m.
Maravillosa 👏👏👏👏
Dorita(37038)06 de enero de 2025 - 08:16 p. m.
Gracias Juan Carlos, solo hasta hoy la pude leer y sí la estaba esperando. Realmente, me encanta la última columna que escribe y la comparto con amistades y familiares.
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