El presidente Barack Obama presentó su discurso final sobre el estado de la Unión, y resaltó los muchos logros que han ocurrido durante su mandato.
Mientras tanto, cada vez se oyen más voces, de parte de toda clase de personas, que dicen estar desilusionadas con Obama, frustradas con su gobierno y desencantadas con sus políticas.
No me hagan reír. Obama todavía no ha concluido su período, pero ya es claro que él ha sido uno de los mejores presidentes de tiempos recientes, y que ha producido hechos tangibles nada menos que asombrosos y sin ninguna colaboración (antes bien: una oposición de tierra arrasada) del Partido Republicano.
Al comienzo de su mandato, lo que más lamentaban sus enemigos republicanos no era la tasa de desempleo, que era lo más apremiante y representaba una crisis social de grandes dimensiones debido a la recesión, sino el déficit nacional. Éste ha caído en más de un 70%, el más bajo desde el 2007, pero, curiosamente, ningún republicano lo reconoce. Entre tanto, el desempleo, que al asumir la Presidencia era cercano al 10%, ha caído al 5% (más bajo aun que durante Ronald Reagan), y vale recordar que Mitt Romney, en plena campaña electoral, prometió bajarlo al 6%. Más aún, como señaló Fareed Zakaria, la economía de EE.UU está creciendo al 3,7%, casi el doble de Europa y cuatro veces la de Japón. Obama rescató la industria automotriz, y salvó el país de la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.
A la vez, Obama ha hecho más que cualquier otro mandatario por combatir el cambio climático, liderando el acuerdo de París con la firma de casi 200 naciones, lo que mereció el aplauso del papa Francisco. En estos años el país ha visto la mayor inversión de su historia en energía renovable: la energía solar emplea más trabajadores hoy que la industria del carbón; la eólica ya es más barata que la energía tradicional; y las importaciones de crudo no sólo han caído un 60%, sino que ahora, por primera vez en 40 años, EE. UU. está exportando petróleo.
Durante este gobierno se implementó la reforma Dodd-Frank para impedir que la crisis del 2008, desatada por los alegres muchachos de Wall Street, se repita. Se aumentó el impuesto a los más ricos; se reformó el sistema de salud pública, Obamacare, hoy con 18 millones más de asegurados; y el matrimonio gay se legalizó a nivel nacional, un verdadero triunfo de los derechos humanos y la igualdad social.
Su política exterior también ha sido exitosa. No sólo eliminó a Osama bin Laden, sino que ha implementado políticas sensatas, con coaliciones mundiales, ataques específicos y se ha recobrado en parte la credibilidad internacional del país. El acuerdo nuclear con Irán y la apertura a Cuba son apenas dos ejemplos. En ese tema lo relevante no es sólo lo que Obama ha hecho sino lo que ha impedido. Esta misma coyuntura histórica, en manos de un dirigente menos visionario, tipo el vaquero George W. Bush o el payaso Trump, habría desembocado en una guerra catastrófica con Irán. Algo parecido pasó con Cuba: en vez de insistir en una política exterior fallida, que nunca logró promover la democracia en la isla, Obama abrió las puertas a Cuba y puso fin a 50 años de aislamiento improductivo.
Obama ha sido un gran presidente. Así lo demuestran los hechos, y negarlo es un simple acto de miopía.