La tarea de un escritor es una sola: usar la realidad, como punto de partida, para crear una narrativa. Sin embargo, el valor de la narrativa no depende de su fidelidad a la realidad. Depende de qué tan persuasiva, qué tan verosímil, qué tan creíble y qué tan convincente sea. Si logra todas esas cosas, la narrativa será exitosa. Si no las logra, así sea una copia exacta de la realidad, pronto será olvidada y considerada irrelevante.
Un buen ejemplo es el caso de Mario Vargas Llosa. El premio nobel peruano escribió su quinta novela, La tía Julia y el escribidor. Es una historia hermosa y divertida, que cuenta su relación...
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