Una cosa son las palabras y otra las decisiones y las acciones. Pero nada capta la esencia de la persona como el tono de su discurso. Y en un líder el tono lo es todo.
¿Por qué? Porque el tono, a diferencia de las palabras, es más sincero. Sale del alma. Las palabras se pueden manipular para producir un efecto calculado. El tono es más difícil de falsear. La palabra, muchas veces, oculta. El tono revela.