
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Es de no creer. Cuando los líderes de Rusia, China y Corea del Norte, los enemigos declarados de Estados Unidos, están felices con el resultado electoral, eso lo dice todo.
Prepárense, porque lo que se nos viene encima será inimaginable. Un criminal condenado en las cortes, un mentiroso olímpico y sin vergüenza, un violador demostrado que además les arrebató a las mujeres el derecho de decidir sobre su propio cuerpo; un presidente dos veces impeached y que manejó de manera homicida una pandemia devastadora; y que para rematar desató un violento asalto al Capitolio nacional, tratando de impedir la pacífica transferencia del poder, lo más sagrado en toda democracia, dejando un saldo de siete muertos y más de 150 heridos, acaba de ser reelegido presidente del país más poderoso del mundo.
Prepárense, en efecto. Porque si su primer período presidencial fue un desastre, este será peor. Muchos preguntan: si Trump es tan terrible, ¿por qué no acabó con el país en su primer mandato?
La respuesta es muy sencilla. En ese cuatrienio Trump tenía personas cercanas que servían de valla de contención. Ministros, asesores y secretarios que le quitaban documentos para que no los firmara, y que lo embolataban para no hacer tanta locura. Ahora esas personas, que lo conocieron en el acto de gobernar y que la mayoría declaró que Trump jamás debía volver al poder, ya no estarán presentes, y ahora el presidente estará rodeado de gente obediente que no lo cuestionará nunca, y él tendrá toda la libertad para hacer lo que le venga en gana, empezando con vengarse de sus enemigos, y dar la orden a las tropas de disparar contra sus compatriotas, como Trump ha confesado que desea hacer. Es un fascista que quiere ser un dictador. Lo ha dicho y hay que creerle. Y el pueblo norteamericano acaba de darle permiso para que lo haga. Así que repito: prepárense.
Lo más insólito es que lo hayan apoyado las mismas personas que Trump desprecia y ataca. Es inaudito que las mujeres, que este misógino ha agredido personalmente, a quienes despojó de su derecho más íntimo y elemental, que las insulta a diario y que las irrespeta entre risotadas, hayan votado por él; que un racista obtenga semejante votación de afroamericanos, que un xenófobo que desprecia a los latinos y promete capturar y deportar a millones de inmigrantes, reciba el respaldo de millones de inmigrantes; y que incontables cristianos, que pontifican sobre la moral, la caridad y amar al prójimo, elijan a un hombre corrupto e inmoral, que estafa a la gente y que trata de venderles, en persona, zapatos y biblias para pagar los abogados que lo tienen que defender de sus delitos comprobados.
No es excesivo decir lo siguiente: que Trump haya ganado las elecciones, clara y democráticamente, es comparable a la elección de Hitler en 1933, que también fue un triunfo claro y democrático. El abrazo entusiasta a tu verdugo. Pero con una diferencia. En 1933, la mayoría de la población alemana no podía concebir lo que haría Hitler, incluyendo otra guerra mundial y el Holocausto. En esta ocasión sabemos perfectamente quién es Trump, qué se propone y qué hará, porque él mismo lo ha dicho. Como afirmó Milan Kundera: “Eres un ingenioso aliado de tus propios sepultureros”.
Y es cierto. La triste verdad es que a veces los países se suicidan.
