En un país como Colombia, partido en dos por la polarización y con redes sociales tóxicas y llenas de odio, donde tantos se dedican a descalificar a quien piensa distinto, la actitud que más se necesita, la más urgente y revolucionaria, es la decencia.
En efecto, lo grave de la polarización no es sólo que divide al país en bandos antagónicos, sino que cada bando ve al otro como un enemigo. Más aún, en medio de la batalla de lealtades y rivalidades, los de un lado señalan a gritos los errores del lado contrario, pero minimizan o disculpan los errores del lado propio, porque creen que reconocerlos es darle armas al opositor. Se...
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