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Los 70 años de historia de la televisión colombiana que se cumplieron la semana pasada permiten ver en una pantalla imaginaria el país que fuimos siendo. Nuestra televisión llegó tarde y nació bajo una dictadura; eso marcó su carácter: gobiernista y excluyente. Centralista y cachaca. Desde los años 60 los sucesivos gobiernos utilizaron al medio como un botín que se repartía entre amigos. Sin ninguna razón técnica que lo justificara, durante muchos años solo hubo un canal de televisión. Como si no fuéramos una nación diversa, no existían emisiones en provincia. Apenas a finales de los años 80 las regiones pudieron establecer sus propios canales. Con todo, a pesar de la exótica figura del contrato de concesión de espacios, la empresa privada logró hacer televisión de entrenamiento de gran calidad, la mejor de América Latina. Fue la semilla de la producción colombiana de contenidos que hoy en día tiene exitosa tiene presencia a nivel mundial en las plataformas de streaming.
Durante décadas los espacios noticiosos y de opinión, se entregaron sin ningún pudor de manera milimétrica a los partidos políticos que le daban gobernabilidad al presidente de turno. Hasta el M-19 fue favorecido en su momento con un noticiero de televisión.
La Constitución Política de 1991 intentó sin éxito darle un manejo democrático e institucional a la televisión. El modeló fracasó y el país se quedó con el inmenso pasivo pensional de Inravisión y una pesada e inútil burocracia de regulación y control.
Aún en medio de la explosión de las plataformas digitales, la televisión abierta, gratuita y radiodifundida -pública y privada- es indispensable y debe tener un lugar en la cultura y en la vida política de la nación. Es una manera de enfrentar la atomización y la banalidad de las redes sociales, sus mentiras y mensajes de odio.
A pesar de los esfuerzos de financiación nuestra televisión pública no logró ser la BBC, la RAI, la Deutsche Welle ni nada parecido. Por lo menos, ojalá fuera posible que RTVC y los canales regionales dejaran de ser efímeros mensajeros de cuatrienio y se preservara el talento y la creatividad de muchos de sus programas.
