Chamath Palihapitiya es un ingeniero electrónico nacido en Sri Lanka y fue uno de los genios que hizo posible el crecimiento exponencial de los usuarios de Facebook. Él después se arrepintió de haber colaborado con esa red social y la acusó de ser una amenaza para la democracia. Palihapitiya, junto con otros “renegados”, es uno de los protagonistas del documental The Social Dilemma, que se estrenó hace pocos días en Netflix.
El documental es una contundente crítica a Facebook, Google, Twitter y otras redes sociales a partir de los testimonios de personas que ayudaron a crearlas. Lo que empezaron siendo geniales emprendimientos, hoy en día son multimillonarias empresas de alcance global cuya mercancía es su depurado conocimiento del comportamiento humano y su capacidad de predecirlo. Como lo expresa Shoshana Zuboff, profesora de Harvard, se creó un nuevo paradigma económico frente al cual el derecho se quedó perplejo y aún no ha sabido reaccionar.
Otro de los protagonistas del documental es Tristan Harris, a quien muchos conocen como “la conciencia de Silicon Valley”. Cuenta Harris que siendo empleado de Google se dio cuenta del peligro de que unos pocos diseñadores tuvieran tanto impacto en la vida de miles de millones de personas. Entonces escribió un documento interno para advertir los riesgos éticos implícitos en la recopilación de datos a través de las herramientas tecnológicas. Obviamente, su llamado no tuvo eco.
Harris es uno de los fundadores de Center for Humane Technology, una organización cuyo propósito es crear conciencia y enfrentar los riesgos de que las personas sean manipulados a través de la tecnología. Entre la buena voluntad de entidades como estas y las promesas de empresarios como Zuckerberg, aún no se perfilan medidas coercitivas. A pesar de lo que sucedió en la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos, otra vez este país está bajo la amenaza de que las redes sociales interfieran los resultados.
La percepción de la realidad que tienen los nacidos después de 1995 (generación Z) se alimenta esencialmente de los medios digitales. Los expertos en marketing político han sabido aprovecharlo. Esto impone un reto enorme para el futuro de la democracia.
@jcgomez_j
Chamath Palihapitiya es un ingeniero electrónico nacido en Sri Lanka y fue uno de los genios que hizo posible el crecimiento exponencial de los usuarios de Facebook. Él después se arrepintió de haber colaborado con esa red social y la acusó de ser una amenaza para la democracia. Palihapitiya, junto con otros “renegados”, es uno de los protagonistas del documental The Social Dilemma, que se estrenó hace pocos días en Netflix.
El documental es una contundente crítica a Facebook, Google, Twitter y otras redes sociales a partir de los testimonios de personas que ayudaron a crearlas. Lo que empezaron siendo geniales emprendimientos, hoy en día son multimillonarias empresas de alcance global cuya mercancía es su depurado conocimiento del comportamiento humano y su capacidad de predecirlo. Como lo expresa Shoshana Zuboff, profesora de Harvard, se creó un nuevo paradigma económico frente al cual el derecho se quedó perplejo y aún no ha sabido reaccionar.
Otro de los protagonistas del documental es Tristan Harris, a quien muchos conocen como “la conciencia de Silicon Valley”. Cuenta Harris que siendo empleado de Google se dio cuenta del peligro de que unos pocos diseñadores tuvieran tanto impacto en la vida de miles de millones de personas. Entonces escribió un documento interno para advertir los riesgos éticos implícitos en la recopilación de datos a través de las herramientas tecnológicas. Obviamente, su llamado no tuvo eco.
Harris es uno de los fundadores de Center for Humane Technology, una organización cuyo propósito es crear conciencia y enfrentar los riesgos de que las personas sean manipulados a través de la tecnología. Entre la buena voluntad de entidades como estas y las promesas de empresarios como Zuckerberg, aún no se perfilan medidas coercitivas. A pesar de lo que sucedió en la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos, otra vez este país está bajo la amenaza de que las redes sociales interfieran los resultados.
La percepción de la realidad que tienen los nacidos después de 1995 (generación Z) se alimenta esencialmente de los medios digitales. Los expertos en marketing político han sabido aprovecharlo. Esto impone un reto enorme para el futuro de la democracia.
@jcgomez_j