En las redes sociales el poder de los gobernantes se ejerce sin protocolo ni rigor. Buena parte de sus mensajes son panfletarios e irreflexivos. Afortunadamente, son efímeros y banales; confunden a la opinión pública, pero hacen más ruido que daño. No tendrían ninguna trascendencia si no fuera porque los medios “serios” los amplifican. Sin embargo, otros mensajes son letales para la democracia, como sucedió con los trinos de Trump que instigaron la toma del Capitolio en Washington en enero de 2021.
Lo más grave es que no existen herramientas efectivas de control. No hay un marco normativo estable y previsible. El pasado mes de julio una decisión judicial promovida por los procuradores de Misuri y Luisana le prohibió al presidente Biden interactuar con las redes sociales para solicitarles la supresión de contendidos falsos, así fuera por razones de salud pública o seguridad ciudadana. Si bien la orden fue revocada por un tribunal de apelación, es evidente el mar de incertidumbre.
En medio del caos las propias redes toman las medidas que les parezca y convenga. En el caso de Twitter (ahora X), su patrón Elon Musk resuelve a su capricho los conflictos que se suscitan. Meta en 2020 creó para sus plataformas Facebook e Instagram un respetable consejo asesor independiente para apelar en casos excepcionales las decisiones respecto de la remoción de ciertos contenidos. Tal vez fue un acto de contrición frente al daño que causó Cambridge Analytica a través de Facebook en la elección presidencial de 2016.
La efectividad e independencia de ese consejo enfrenta un reto. Este recomendó remover un video publicado en Facebook en el que el primer ministro de Camboya profirió amenazas violentas en contra de sus opositores políticos. Aunque Meta acogió tal recomendación, está pendiente una decisión definitiva, la cual será un decisivo procedente frente eventuales abusos de los gobernantes en esa plataforma, teniendo en cuenta que en 2024 habrá elecciones presidenciales en Estados Unidos, India, México y otros países.
¿Estaremos camino a una distopía en la que los ciudadanos le teman más a un trino del presidente que a las leyes, los actos administrativos y las decisiones judiciales?
@jcgomez_j