Después de dieciséis años, por fin se percibe en Colombia una diferencia sustancial en la transición del poder presidencial. En los sucesivos gobiernos Uribe-Uribe-Santos-Santos, cuando eran aliados, habrá sido más pacífico y amable eso que llaman “empalme”. Eufemismo para denominar los “chicharrones” y la “olla raspada” que suele recibir un nuevo gobierno, sobre todo si no es cercano al que se va.
Lamentablemente en democracias frágiles como la nuestra el cambio de gobierno es más traumático de lo normal. Entre la elección y la posesión presidencial es muy breve el tiempo para conocer bien la herencia que se recibirá. La aproximación al estado de las cosas podría ser más eficiente si existiera en Colombia algo parecido a un gabinete en la sombra.
Esta figura centenaria, creada en la democracia parlamentaria del Reino Unido, hoy en día existe también en otros países. El gabinete en la sombra, conformado por un equipo escogido por el líder del partido en la oposición, controla a los ministros del gobierno en el poder. Una especie de espejo; por cada ministro en ejercicio hay uno “en la sombra” que le hace seguimiento permanente a su homólogo que está en el poder. Así, cuando la oposición llega al gobierno tiene un adecuado conocimiento sobre la marcha del Estado en todos sus frentes y existe una persona que ocupará el respectivo ministerio sabiendo bien a qué potro se monta.
Más allá de las escaramuzas en el Congreso de la República que no terminan en nada, una forma constructiva de hacer oposición sería que los partidos que no estarán en el gobierno del presidente Duque designaran unos ministros en la sombra; uno por cada ministerio. Los nombrados tendrían la responsabilidad de estudiar y conocer el día a día de lo que sucede con los asuntos de cada cartera y los debates de control político serían serios y productivos.
Cuando en menos de cuatro años la oposición quiera llegar al poder, debería demostrar que es capaz de gobernar y que no llevará a Colombia al abismo, ese temor que fue decisivo en la pasada elección presidencial. Ojalá presentaran desde ya su gabinete en la sombra.
@jcgomez_j
Después de dieciséis años, por fin se percibe en Colombia una diferencia sustancial en la transición del poder presidencial. En los sucesivos gobiernos Uribe-Uribe-Santos-Santos, cuando eran aliados, habrá sido más pacífico y amable eso que llaman “empalme”. Eufemismo para denominar los “chicharrones” y la “olla raspada” que suele recibir un nuevo gobierno, sobre todo si no es cercano al que se va.
Lamentablemente en democracias frágiles como la nuestra el cambio de gobierno es más traumático de lo normal. Entre la elección y la posesión presidencial es muy breve el tiempo para conocer bien la herencia que se recibirá. La aproximación al estado de las cosas podría ser más eficiente si existiera en Colombia algo parecido a un gabinete en la sombra.
Esta figura centenaria, creada en la democracia parlamentaria del Reino Unido, hoy en día existe también en otros países. El gabinete en la sombra, conformado por un equipo escogido por el líder del partido en la oposición, controla a los ministros del gobierno en el poder. Una especie de espejo; por cada ministro en ejercicio hay uno “en la sombra” que le hace seguimiento permanente a su homólogo que está en el poder. Así, cuando la oposición llega al gobierno tiene un adecuado conocimiento sobre la marcha del Estado en todos sus frentes y existe una persona que ocupará el respectivo ministerio sabiendo bien a qué potro se monta.
Más allá de las escaramuzas en el Congreso de la República que no terminan en nada, una forma constructiva de hacer oposición sería que los partidos que no estarán en el gobierno del presidente Duque designaran unos ministros en la sombra; uno por cada ministerio. Los nombrados tendrían la responsabilidad de estudiar y conocer el día a día de lo que sucede con los asuntos de cada cartera y los debates de control político serían serios y productivos.
Cuando en menos de cuatro años la oposición quiera llegar al poder, debería demostrar que es capaz de gobernar y que no llevará a Colombia al abismo, ese temor que fue decisivo en la pasada elección presidencial. Ojalá presentaran desde ya su gabinete en la sombra.
@jcgomez_j