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El plan "Vive Digital Colombia", que hace unos días lanzó el Gobierno nacional con la finalidad de convertir la masificación del uso de internet en un puntal del crecimiento económico, constituye un reto enorme que ojalá se cumpla, por el bien del futuro del país.
No existe ninguna posibilidad de alcanzar niveles aceptables de desarrollo social si nos mantenemos a la zaga en materia de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Durante los últimos 20 años, Europa, Estados Unidos y algunos países de Asía consolidaron una industria de TIC altamente competitiva, un club exclusivo del que estamos muy lejos de pertenecer. Como ha sucedido en otros campos, los países pobres y periféricos como el nuestro se quedaron como simples consumidores pasivos de TIC.
En el planteamiento del mencionado programa, el ministro Diego Molano identifica como las principales barreras de masificación de internet el bajo poder adquisitivo de los colombianos, los altos costos para desplegar infraestructura y los limitados recursos de inversión por parte del Estado. Frente a estos cuellos de botella las metas son ambiciosas, pero realizables.
Se plantea que en 2014 se cumplan los siguientes objetivos: cuadruplicar el número de conexiones a internet, llegar al 50% de los hogares y de las pequeñas y medianas empresas y triplicar el número de municipios conectados a la autopista de la información a través de redes de fibra óptica.
Dentro de los factores que posibilitarían el logro de las metas planteadas está la vinculación de inversionistas colombianos. Lamentablemente los empresarios nacionales les siguen dando la espalda a proyectos ambiciosos y creativos.
En Colombia no existe capital semilla para empresas novedosas cuyo riesgo es inherente a su naturaleza, especialmente en el campo de las aplicaciones y los contenidos. Es indispensable que las empresas nacionales no desaparezcan y se logren transformar y evolucionar hacia la agregación de valor. De otra parte, también sería conveniente ampliar y diversificar la inversión extranjera en el sector, atrayendo capitales de países como Brasil.
Muchos empresarios colombianos se ufanan de estar haciendo patria; su firme vinculación al futuro digital que necesita Colombia sería una manera concreta de demostrarlo.
