En 1969 nació el Pacto Andino como resultado del Acuerdo de Cartagena suscrito entre Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú, al cual Venezuela se sumó después en 1973. Inspirado en la idea integracionista de la Unión Europea (UE), el propósito era aprovechar la ventaja comparativa de cada país para estimular el comercio interregional y avanzar de manera paulatina en otras áreas. Sin embargo, con el paso de los años el ánimo anfictiónico se ha ido desvaneciendo.
La primera baja fue Chile en 1976, bajo la dictadura de Pinochet. Después en 2006, se fue Venezuela cuando Chávez acusó a Perú y a Colombia de entregarse al imperialismo económico por la celebración de los TLC con Estados Unidos.
Hoy la comunidad andina de naciones (CAN) languidece a pesar de la trascendencia de muchas normas comunitarias y de instituciones como el Tribunal Andino de Justicia las cuales tienen prevalencia sobre el derecho interno. Lamentablemente las relaciones entre Perú y Colombia están en su peor momento desde la guerra del 32. Lo anterior, sumado a la profunda crisis institucional en Ecuador y al serio debilitamiento económico de Bolivia, hace pensar que los miembros de la CAN no tienen mucha voluntad de reanimarla. Por afinidad ideológica, el gobierno Petro en materia de acuerdos comerciales preferiría acercarse a Brasil, aunque el pragmatismo de Lula no permite augurar muchos frutos.
Al cabo del rosario de siglas (CAN, Celac, Alba, Mercosur, Petrocaribe) la integración económica latinoamericana no tiene mayor peso en el contexto mundial; por el contrario, la región cada vez se rezaga más.
Sigue a El Espectador en WhatsAppEl mes pasado las economías emergentes bajo la sombrilla de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) se reunieron para revitalizar su alianza y postular nuevos miembros. Pero, incluso ese bloque tiene fisuras,las cuales, sumadas a la turbulencia económica de China, le quitan aliento a su propósito de hacerle contrapeso al G7.
La manera como Colombia quiera y pueda alinearse en los próximos tres años no va a tener una incidencia significativa en el orden económico mundial. Pero, al menos deberíamos asegurarnos de que el rumbo que se tome no aleje más al país de la dinámica comercial a nivel global.
@jcgomez_j