De entrada, hay que entender que hay muy poco espacio para la trasformación de la economía colombiana en el corto plazo.
Frente al temor que suscita que la economía colombiana tome el mismo rumbo fatal de países como Argentina y Venezuela, no queda otro camino que confiar en la institucionalidad. En el juego de contrapesos, el Gobierno por lo pronto ostenta una sólida mayoría en el Congreso de la República. Es entonces decisivo el rol de la rama Jurisdiccional y la correcta y oportuna aplicación de las normas constitucionales que garantizan una economía social de mercado.
El viernes pasado, en la Universidad Externado de Colombia con la coordinación de Emilio Archila, se realizó un interesante foro en el cual se discutieron varias ideas al respecto. De entrada, hay que entender que hay muy poco espacio para la trasformación de la economía colombiana en el corto plazo. Nuestro modelo productivo sigue siendo primario y tiene un bajísimo agregado tecnológico, como lo anotó José Manuel Álvarez. Con ese panorama es imposible superar el subdesarrollo y la desigualdad.
Entre las interesantes intervenciones destacó la de César Ferrari, asesor del presidente, cotidianamente en contacto con las autoridades económicas y los gremios de la producción, quien será protagonista en el diseño e implementación de la agenda económica del Gobierno. Habrá que ver cómo se traducirá en la práctica su idea de superar el “capitalismo de compadres” que, según él, caracteriza a nuestra economía debido principalmente a la inadecuada regulación.
Está claro que el propósito es un cambio sustancial del modelo económico, tal como el presidente lo pregonó en su campaña. Desde entonces se anunciaba una política de sustitución energética que ahora, con el gobierno en funciones, es la idea que suscita mayor preocupación y zozobra. Sin embargo, a medida que avanza el gobierno se empiezan a conocer otras iniciativas que hay que estudiar seriamente y sin apasionamiento. Ideas como la de Satena internacional evidencian que se está pensando en avanzar hacia un Estado emprendedor. ¿Es conveniente?
Además de confiar en que la institucionalidad sabrá preservar las libertades que protege nuestra Constitución Política, hay que esperar que el poder político logre un mínimo grado de consenso sin el cual es imposible que un país crezca y genere riqueza.
@jcgomez_j
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