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Antes de que las tropas rusas incursionaran en Ucrania, los sistemas informáticos de este país fueron las primeras víctimas del conflicto, lo cual facilitó la contundencia y rapidez de la invasión. Además del ejército y las armas convencionales, la peor amenaza proviene de que Rusia puede ser el país más preparado para una ciberguerra de alcance global; dimensión en la cual no existe una OTAN ni alianza internacional para enfrentarlo. Ya se sabrá cuán preparado está Estados Unidos; esa puede ser la verdadera próxima guerra a gran escala.
En conflictos internos y como mecanismo de reprimir la oposición cada vez es más usual que los gobiernos autoritarios desconecten de internet a sus súbditos o les limiten el acceso. Así sucede en países como China, Corea del Norte, Egipto, Irán e India.
Controlar internet se convirtió en una fuente de poder cuyo ejercicio constituye una inmensa amenaza para la democracia y el ejercicio de los derechos civiles.
En Colombia se han dado varios incidentes que evidencian la vulnerabilidad de la libertad y la seguridad informáticas. En octubre de 2019, la FLIP denunció que el Ministerio de Defensa fingió un ataque cibernético a su página web. Aunque se habría hecho para llamar la atención del público respecto al peligro de un ciberataque, no es serio que una de las entidades de gobierno que debe garantizar la seguridad informática utilice esos procedimientos.
En 2021, durante las protestas sociales que paralizaron buena parte del país, muchos plantearon la absurda idea de bloquear internet en las zonas de mayor beligerancia.
Hace dos semanas el Invima fue víctima de un ciberataque y desde entonces los servicios en línea que presta esta entidad están fuera del aire. A pesar de las serias implicaciones que esto tiene en temas como el comercio internacional, sorprende que este suceso no haya tenido más trascendencia en la opinión pública.
No es un tema ideológico; cualquiera sea el fanatismo que se defienda, es claro que la libertad informática es muy precaria y vulnerable. Existe un altísimo riesgo de quedar desconectados de manera sistémica. Es indispensable que se conozcan los mecanismos institucionales que hay para enfrentarlo.
@jcgomez_j
