La autorregulación y las sanciones ‘ex post’ no sirvieron para nada. Muchos menores de edad expuestos a internet ya sufrieron efectos irreparables. Inducción al suicidio, desórdenes alimenticios, bullying, daños auto infringidos, abuso sexual, pornografía.
Esta realidad, después de muchos años de discusión, aceleró el mes pasado la aprobación de la ley de seguridad digital (‘Online Safety Bill’ -OSB-) en el parlamento del Reino Unido. La nueva ley trata de mantener el equilibrio entre la libertad de expresión, la privacidad, la protección de los menores y la seguridad del Estado. Los proveedores de contenidos y aplicaciones quedan obligados a actuar de manera preventiva: recolección y rastreo de datos, identificación de creadores, trasparencia en la utilización de algoritmos.
La OSB ha recibido críticas por su extensión y complejidad, y muchos defensores de la libertad de expresión se han manifestado frente a los riesgos que corre el ejercicio de las libertades individuales en internet. Las exigencias son de tal magnitud que la misma Wikipedia alertó acerca de que estaría en riesgo su existencia. Uno de los aspectos más controversiales es la prohibición de encriptar en ciertos casos los mensajes de externo a extremo, lo cual restringiría aplicaciones como WhatsApp y Signal en territorio británico. Especial preocupación suscita la posibilidad de que se obligue a los usuarios a utilizar elementos de software que convertirían a sus teléfonos en herramientas de intromisión a la privacidad mediante el rastreo de datos o reconocimiento facial.
La OSB y la de servicios digitales que entró a regir recientemente en la Unión Europea deberían servir de guía para que las autoridades en Colombia y la sociedad civil reaccionen frente a la indiscriminada exposición de los menores a los contenidos digitales. Ingenuamente una ley de 2019 se preocupa por los niños que ven televisión abierta.
@jcgomez_j