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Al comienzo de la carrera política que lo llevó a la presidencia en 2017, la candidatura de Donald Trump no parecía tener mucho futuro. Sin embargo, su extremismo y excentricidad llamaron la atención de los medios, que lo convirtieron en una figura, pues generaba grandes audiencias. Leslie Moonves —por esa época presidente de la cadena CBS— sostenía con cinismo que Trump era una desgracia para EE. UU., pero una bendición para la CBS.
Una vez en el poder, Trump atacó con todo a los medios que no lo alababan y revelaban el ejercicio torcido de su gobierno. Los tildó de ser el “enemigo del pueblo”. Se dedicó en las redes sociales a manipular la opinión y la información. A pesar de todas las conductas por las que hoy enfrenta varios juicios criminales, estuvo a punto de lograr la reelección.
Según comenta George Packer en The Atlantic, cuando Trump dejó la presidencia, periódicos como The Washington Post vieron reducido el número de lectores y CNN perdió el 45 % de su audiencia en el horario estelar. Ahora que Trump pretende ser candidato de nuevo, las audiencias vuelven a aumentar. Esto evidenciaría que existe una relación tóxica entre prensa y poder. Se plantea la cuestión de si aun medios serios pueden acabar haciéndole el juego al extremismo de personajes como Trump cuando banalizan la información para ganar audiencia.
Si en algo coinciden los extremismos de izquierda o derecha es su propósito de arrasar con la libertad de información. Es el caso de Venezuela. El Gobierno ya ni siquiera se toma el trabajo de controvertir las noticias; prefiere emprenderla contra los medios, como sucedió con el informe de Caracol Televisión sobre la presencia de espías venezolanos en Chile y Colombia. Afortunadamente, el fiscal Tarek no puede actuar en nuestra jurisdicción.
La turbulencia que vive Colombia le plantea un reto enorme a nuestra democracia, la cual, a pesar de sus debilidades, puede aferrarse a la institucionalidad para salvar a este país. En este escenario son vitales la ponderación y objetividad de los medios de comunicación como contrapeso a la manipulación y el extremismo de las redes sociales.
@jcgomez_j