Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La foto de la primera ministra italiana Meloni la semana pasada en Washington es el ícono de la nueva era de las relaciones de EE. UU. con Europa: En la Casa Blanca solo serán bienvenidos quienes tengan la ideología y el pragmatismo suficientes para negociar con Trump. Italia tiene mucho que perder en el balance comercial con EE. UU. gracias a los 3.500 Ferrari y otros artículos de lujo que exporta anualmente a este país. Meloni se ha convertido también en vocera de los intereses de la Unión Europea (UE) cuyo panorama es bien complejo en esta distópica coyuntura.
Uno de los blancos de la guerra comercial emprendida por Trump es la regulación comunitaria que afecta a las Big Tech. Además de las eventuales retaliaciones por la aplicación de las leyes europeas de servicios y mercados digitales (DSA) y (DMA), resultarían implicadas otras medidas como la tasa Google, tal como se lo advirtió EE. UU. al ministro español de economía.
La tasa Google es como se conoce el gravamen que algunos países le imponen a las Big Tech por actividades como publicidad en línea y trasmisión de datos. En organismos multilaterales como la OCDE ha imposible adecuar la fiscalidad mundial a la economía digital. En España la tasa Google es del 3%. Se calcula que desde su implementación en 2021 por este concepto se han recaudado alrededor de 1.100 millones de euros, muy por debajo de las expectativas; apenas 0.12% de los ingresos tributarios de ese país lo cual lleva a pensar si se justifica mantener esa exacción frente a la grave afectación que tendrían las exportaciones españolas a EE. UU.
India cedió a la presión de Trump. A principios de este mes eliminó la tasa del 6% impuesta a la publicidad digital que pretendía igualar el componente fiscal de una empresa de comercio electrónico residente frente a una no residente. Buena noticia para las Big Tech, pero, no muy relevante en medio de las multimillonarias pérdidas que enfrentan desde cuando empezó la guerra de los aranceles. Por lo pronto los “7 magníficos” (Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia, Meta y Tesla) guardan estratégica prudencia; no quieren torear a Trump.
