Con esta frase, Michael Wolff ofrece una visión alentadora sobre el futuro de la televisión y su capacidad de enfrentar los retos que le imponen a este medio internet, las redes sociales y las plataformas móviles. Según Wolff, la calidad del contenido de la industria tradicional de televisión y su capacidad de adaptación le han permitido insertarse bien en el mundo digital.
Wolff, Robert Schmidt, John Frelinghuysen y Patrick Penninckx participaron la semana pasada en el foro que organizó Caracol Televisión para reflexionar sobre los retos que enfrenta la televisión. Las intervenciones de estos expertos internacionales ilustran la dimensión del cambio cultural, económico y político de la era digital.
Sí, es cierto que Google y Facebook le propinaron un duro golpe a la fuente de financiación de los medios tradicionales con su incursión en el mercado publicitario, pero aún es muy pronto para declarar absolutos ganadores o perdedores.
El caso de Disney, expuesto por Frelinghuysen en el foro, es alucinante. En apenas tres años, Disney diseñó e implementó nuevas estrategias para recomponer su modelo de negocio. Cuando la mayoría pensaba que Netflix seguiría siendo el rey, Disney sorprendió a la industria con audaces decisiones, como incursionar en la oferta de televisión vía streaming y comprar los estudios Fox, con lo cual multiplicó su ya abundante arsenal de contenido.
El momento de la televisión en Colombia es bien complejo. A pesar del empuje con el cual artistas, productores, periodistas y empresarios —a nivel local, regional y nacional— enfrentan los retos del entorno digital, el medio arrastra un lastre: la televisión en Colombia nació como una dependencia del Gobierno. En los más de 60 años de historia de la televisión nacional, la intervención del Estado, sin una política consistente, ha sido errática. Infortunadamente, nuestra televisión pública y la iniciativa privada han estado sometidas a las veleidades del Gobierno de turno.
La nueva ley de TIC realizó un replanteamiento institucional y de política con el objetivo, entre otros, de regular adecuadamente la convergencia audiovisual. Esperemos que esa promesa se cumpla pronto. La televisión colombiana —como expresión de nuestra identidad— está en un momento crítico y no hay margen para equivocaciones.
@jcgomez_j
Con esta frase, Michael Wolff ofrece una visión alentadora sobre el futuro de la televisión y su capacidad de enfrentar los retos que le imponen a este medio internet, las redes sociales y las plataformas móviles. Según Wolff, la calidad del contenido de la industria tradicional de televisión y su capacidad de adaptación le han permitido insertarse bien en el mundo digital.
Wolff, Robert Schmidt, John Frelinghuysen y Patrick Penninckx participaron la semana pasada en el foro que organizó Caracol Televisión para reflexionar sobre los retos que enfrenta la televisión. Las intervenciones de estos expertos internacionales ilustran la dimensión del cambio cultural, económico y político de la era digital.
Sí, es cierto que Google y Facebook le propinaron un duro golpe a la fuente de financiación de los medios tradicionales con su incursión en el mercado publicitario, pero aún es muy pronto para declarar absolutos ganadores o perdedores.
El caso de Disney, expuesto por Frelinghuysen en el foro, es alucinante. En apenas tres años, Disney diseñó e implementó nuevas estrategias para recomponer su modelo de negocio. Cuando la mayoría pensaba que Netflix seguiría siendo el rey, Disney sorprendió a la industria con audaces decisiones, como incursionar en la oferta de televisión vía streaming y comprar los estudios Fox, con lo cual multiplicó su ya abundante arsenal de contenido.
El momento de la televisión en Colombia es bien complejo. A pesar del empuje con el cual artistas, productores, periodistas y empresarios —a nivel local, regional y nacional— enfrentan los retos del entorno digital, el medio arrastra un lastre: la televisión en Colombia nació como una dependencia del Gobierno. En los más de 60 años de historia de la televisión nacional, la intervención del Estado, sin una política consistente, ha sido errática. Infortunadamente, nuestra televisión pública y la iniciativa privada han estado sometidas a las veleidades del Gobierno de turno.
La nueva ley de TIC realizó un replanteamiento institucional y de política con el objetivo, entre otros, de regular adecuadamente la convergencia audiovisual. Esperemos que esa promesa se cumpla pronto. La televisión colombiana —como expresión de nuestra identidad— está en un momento crítico y no hay margen para equivocaciones.
@jcgomez_j