Muchos alegan que la tecnología acabará con la lectura, con las formas finas de la escritura, con los periódicos y con los medios masivos.
No estoy de acuerdo; la creatividad y la inteligencia humana no conocen aún sus límites y han logrado utilizar a su favor todas las herramientas del avance de la tecnología. Lo que se evidencia en la historia de los medios y del entretenimiento es que las diversas formas de difusión se complementan y se enriquecen. Sólo se quedan los que no se montan a tiempo en el tren correcto.
A raíz del éxito de la película Avatar, el cine entró de manera fulgurante en la tercera dimensión (3D). De esa manera se asegura la fidelidad de buena parte del público con el séptimo arte, a pesar de que ver cine necesariamente con gafas no les guste a los puristas, o a la Academia, como quedó demostrado con los pocos premios obtenidos por esa película en la última entrega de los Oscar.
Tal como lo informó la semana pasada The New York Times, la ola 3D no es exclusiva de Hollywood. Aunque muchos dudan de la capacidad del cine europeo para competirle exitosamente, en Francia ya existe financiación pública por valor de US$1.700 millones para producir cerca de 20 películas en 3D. En Inglaterra se estrena este mes la primera gran producción en 3D. En Europa hay 4.600 salas adaptadas para esa nueva tecnología. Francia, Alemania e Italia han anunciado la utilización de fondos públicos para subsidiar la instalación de pantallas digitales en pequeñas salas de cine.
Es difícil anticipar si el virtuosismo insuperable del cine europeo podrá enfrentar la irrupción de 3D. Inclusive, algunos opinan que el actor Gérard Depardieu ya es demasiado en dos dimensiones y que no aguantaría la tercera. Lo que sí es seguro es que, a diferencia de la coloreada infame que se les dio a muchas películas producidas originalmente en blanco y negro, afortunadamente nadie jamás podrá convertir a la última moda las joyas más preciadas del cine. Almodóvar, Bertolucci, Buñuel, De Sica, Fassbinder, Fellini, Scola y otros genios pueden descansar tranquilos.