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Tres días antes de las elecciones generales en 2004 ocurrió una tragedia: 193 muertos y más de dos mil heridos; víctimas de las bombas que estallaron en las principales estaciones de tren de Madrid. Inmediatamente, José María Aznar, presidente del gobierno, atribuyó el hecho a “la banda terrorista Eta”. Era la “verdad” que le convenía; esa autoría confirmaría la voluntad de la mayoría de votar por un gobierno de derecha, pues las encuestas proyectaban que el Partido Popular obtendría los votos para seguir gobernando. Poco a poco, las investigaciones de la Policía revelaron que el ataque terrorista había sido perpetrado por Al Qaeda.
Esa verdad no le convenía al gobierno. Aznar y Tony Blair fueron los únicos gobernantes de Europa que apoyaron irrestrictamente a George W. Bush en la invasión a Irak en 2003. El atentado era la venganza por ese apoyo. Aznar quiso ocultarlo, al menos hasta después de las elecciones, pero no lo logró. En medio de la indignación nacional por la tragedia, el PSOE volvió al poder. El formidable documental M 14 (disponible en Netflix) relata la forma como el gobierno, tratando de evadir los efectos de la verdad del origen del atentado, montó un juego de desinformación en el que cayeron incluso los medios más prestigiosos de España.
La manipulación de la información tuvo también un peso decisivo en la elección de Trump, gracias a la utilización de las plataformas digitales y sofisticadas prácticas informáticas. En los últimos años, las redes sociales han tomado varias medidas para evitar que eso suceda, como eliminar cuentas falsas y bloquear a los delirantes. También puede haberse logrado, aunque sea mínimamente, que los usuarios filtren mejor la información y escojan fuentes confiables.
Muchas veces no son las redes sociales, sino los canales de televisión y plataformas digitales de revistas y periódicos que se suponían serios, los que deliberadamente fomentan la desinformación mediante el ejercicio de un periodismo descaradamente militante. El ejemplo más emblemático es Fox News que, según el presidente Biden, es una de las fuerzas más destructivas en los Estados Unidos, y su propietario Rupert Murdoch, el hombre más peligroso del mundo.
@jcgomez_j
