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La voz que no se 'cayó'

Juan Carlos Gómez

07 de febrero de 2011 - 01:00 a. m.

Wael Ghonim, jefe de marketing de Google para el Medio Oriente y el norte del África, forma parte del equipo de esa empresa que, junto con Twitter y Say Now, estableció un servicio telefónico para que el pueblo egipcio pudiera acceder a internet a través de mensajes de voz y así enfrentar el bloqueo a la red, impuesto por el gobierno de Mubarak.

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A pesar de las advertencias, Ghonim permaneció en medio del caos revolucionario de El Cairo, desde donde transmitió un tweet hace dos semanas diciendo que se quedaba para compartir el dolor de sus compatriotas. Por lo menos hasta el viernes pasado no se conocía su paradero; se especula que fue detenido por las autoridades egipcias.

La hazaña de Ghonim y sus compañeros marca un hito en la historia de la libertad de expresión. Se logró mantener a flote a internet, la voz no se ‘cayó’ y así el público pudo contar lo que sucedía realmente, pese a que las autoridades creyeron evitarlo cerrando a los proveedores de internet y, literalmente, cortando sus cables. De paso, también Google y Twitter aparecieron frente al mundo como campeones de la libertad. Ojalá sea así cuando se trate de China o de otros estados árabes y de otras partes del mundo que suelen meterle la mano a la web.

La causa de la democracia en Egipto también tuvo como aliado al grupo Anonymous, conformado por cerca de 500 hackers, que “sacó del aire” las páginas web del gobierno egipcio, tal como ya lo había hecho con las del gobierno tunecino el pasado mes. Ese es el mismo grupo que el año pasado bloqueó las páginas de MasterCard, Visa y PayPal como retaliación por negarse a procesar las donaciones dirigidas a Wikileaks. A pesar de que muchos miembros de Anonymous son perseguidos sin tregua por las autoridades de policía alrededor del mundo, hay muy pocas probabilidades de que existan otros genios que puedan evitar su conducta partisana.

Gracias a internet nuestra era parece entrar en una especie de Glásnost que tal vez cambie para siempre la forma de ejercer y de afrontar el poder de los gobiernos.

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