Hace apenas tres años el mundo era diferente. Barack Obama y Angela Merkel ejercían su liderazgo con un impacto global y se creía que era posible que el humanismo le pusiera límites a la intolerancia y la xenofobia. Hoy el presidente de Estados Unidos es Donald Trump; la señora Merkel está en su ocaso y el brexit extremo, liderado por el primer ministro Boris Johnson, mina los cimientos de Europa.
No es necesario creer en la teoría de la conspiración para encontrar que en la elección de Trump y del brexit existe un factor común: la manipulación política de las masas a través de la utilización de sus datos personales. Estos triunfos que situaron al mundo en una era impredecible utilizaron un arma política letal: Cambridge Analytica (CA), la compañía que hacía alarde de manejar las técnicas para prever el comportamiento humano, gracias a la big data y la psicografía (“podemos predecir la personalidad de cada votante en Estados Unidos”).
El documental Nada es privado —disponible en Netflix— es un formidable relato de cómo CA, al servicio de la elección de Trump y del brexit, fue el puntal de esa revolución global que empezó como un delirio y se convirtió en realidad.
Para reivindicar la transcendencia del periodismo en el caos actual de información hay que destacar la labor de la periodista Carole Cadwalladr, del diario The Guardian. Gracias a cientos de horas de investigación, ella estableció los vínculos entre CA y el brexit, y de Nigel Farage —activista brexit— con la campaña de Trump.
El testimonio de los exempleados de CA revela que esta compañía, gracias a la estrecha colaboración de Facebook, fue una poderosa máquina de propaganda que manipuló la psicología de una nación y, de paso, cambió el destino de la humanidad. La técnica era alcanzar con precisión el gran porcentaje de indecisos e inundarlos con mensajes de temor y odio para inclinar su voto.
El documental Nada es privado deja claro que las instituciones están muy lejos de enfrentar con efectividad la manipulación de los datos y de la información digital. Más que el terrorismo, esta es la peor amenaza contra la democracia.
@jcgomez_j
Hace apenas tres años el mundo era diferente. Barack Obama y Angela Merkel ejercían su liderazgo con un impacto global y se creía que era posible que el humanismo le pusiera límites a la intolerancia y la xenofobia. Hoy el presidente de Estados Unidos es Donald Trump; la señora Merkel está en su ocaso y el brexit extremo, liderado por el primer ministro Boris Johnson, mina los cimientos de Europa.
No es necesario creer en la teoría de la conspiración para encontrar que en la elección de Trump y del brexit existe un factor común: la manipulación política de las masas a través de la utilización de sus datos personales. Estos triunfos que situaron al mundo en una era impredecible utilizaron un arma política letal: Cambridge Analytica (CA), la compañía que hacía alarde de manejar las técnicas para prever el comportamiento humano, gracias a la big data y la psicografía (“podemos predecir la personalidad de cada votante en Estados Unidos”).
El documental Nada es privado —disponible en Netflix— es un formidable relato de cómo CA, al servicio de la elección de Trump y del brexit, fue el puntal de esa revolución global que empezó como un delirio y se convirtió en realidad.
Para reivindicar la transcendencia del periodismo en el caos actual de información hay que destacar la labor de la periodista Carole Cadwalladr, del diario The Guardian. Gracias a cientos de horas de investigación, ella estableció los vínculos entre CA y el brexit, y de Nigel Farage —activista brexit— con la campaña de Trump.
El testimonio de los exempleados de CA revela que esta compañía, gracias a la estrecha colaboración de Facebook, fue una poderosa máquina de propaganda que manipuló la psicología de una nación y, de paso, cambió el destino de la humanidad. La técnica era alcanzar con precisión el gran porcentaje de indecisos e inundarlos con mensajes de temor y odio para inclinar su voto.
El documental Nada es privado deja claro que las instituciones están muy lejos de enfrentar con efectividad la manipulación de los datos y de la información digital. Más que el terrorismo, esta es la peor amenaza contra la democracia.
@jcgomez_j