Hace más de 50 años en la franja familiar se emitía por televisión una serie protagonizada por Andrea del Boca. Su personaje infantil enfrentaba algunas situaciones trágicas y un poco truculentas. Por esa razón el gobierno de Misael Pastrana ordenó que el programa se presentara bien tarde en la noche. Una medida facilista de prohibición, en la misma línea que lo hicieron después los sucesivos reguladores del servicio de televisión en materia de contenidos.
Medio siglo después, los menores de edad son habitantes indefensos en las redes sociales. Recientemente una asociación de colegios privados anunció que restringirá el uso de dispositivos móviles en sus instalaciones por su impacto negativo en el ambiente educativo y en el bienestar de los estudiantes. Esta medida será apenas un paño de agua tibia. Los muchachos, una vez fuera del control escolar volverán a ese mundo nocivo de su irrealidad digital.
Las autoridades nacionales -mucho más las de países periféricos como el nuestro- poco pueden hacer frente a las prácticas indebidas de los gigantes tecnológicos que atrapan en sus redes a los menores de edad. La ley que se expidió recientemente en EE. UU. en contra de TikToK es una escaramuza más en el conflicto geopolítico con China. No importa quién sea el propietario de esta red, se le seguirá causando daño a la salud mental de los niños.
La semana pasada la Unión Europea en aplicación de la ley de servicios digitales de 2022 anunció la apertura de una investigación en contra de Meta por los posibles efectos adictivos que tienen Instagram y Facebook en los menores de edad. Esta investigación se suma a otra que ya enfrenta esta compañía en EE. UU. tras una demanda presentada por más de treinta estados. Será decisiva la colaboración entre las autoridades europeas y las de ese país.
Dicho sea de paso; muchos adultos no tienen ninguna autoridad para censurar a los menores por su comportamiento en el mundo digital. La bajeza y puerilidad del debate en las redes sociales a nivel global demuestra que, a fuerza de mentir y polarizar, gobernantes, oposición, bodegas e influencers hacen un daño inmenso a la sociedad. Deberían desconectarse.