El formidable talento nacional, los actores, escritores, directores, guionistas y técnicos que ejercen su oficio en la industria audiovisual en Colombia viven momentos muy difíciles a raíz de la pandemia. Esta industria ya estaba desde antes en estado crítico por factores como la competencia del streaming, los costos crecientes, la recomposición de las audiencias y la severa caída de la pauta publicitaria.
Cuando se diseñó la reforma a la ley de TIC del año pasado, este gobierno perdió la oportunidad de corregir las asimetrías que soporta la industria audiovisual colombiana. Sus competidores no tienen ninguna carga comparable. Lamentablemente el gobierno logró convencer a la mayoría del Congreso de la República que era más importante atender las necesidades de los operadores de telecomunicaciones. El espejismo de la conectividad universal, la gabela que recibieron estos operadores al extendérseles del plazo para el uso de las frecuencias y la posibilidad de pagar en especie sus contraprestaciones, fueron el motor para aprobar la nueva ley. Los demás temas se despacharon mal, como lo demuestra la creación de la exótica Comisión de Contenidos y sus herramientas para censurar.
En mala hora la nueva ley -sin visión de país ni de futuro para la creación audiovisual- dejó a esta industria cultural a la deriva, agobiada de cargas indebidas. Los efectos de esa desidia se sienten ahora más en medio de la pandemia.
La semana pasada, bajo el Estado de Emergencia, el gobierno expidió el decreto legislativo 658 con medidas para garantizar “la operación de los medios abiertos radiodifundidos y la televisión comunitaria”. Más allá de paliativos y de suero para extender la agonía, después tendrán que expedirse medidas estructurales.
Los medios de comunicación en Colombia enfrentan una crisis económica estructural que ahora los asecha más y amenaza el futuro mismo de la democracia. ¿La información y el entretenimiento en manos de las redes sociales?
Tarde o temprano saldremos del encierro. Es entonces cuando serán peores los efectos de la catástrofe económica. Seguramente por falta de recursos, pero, también por falta de imaginación y de talento, muchas de las medidas dejarán de regir en pocos meses. ¿Hay un plan para el día después?
@jcgomez_j