El hábito y el amor son dos fuerzas poderosas que cuando se juntan son imbatibles y tienen la capacidad de luchar de manera irracional contra la fuerza de la lógica.
Todas las mañanas de mi vida llamo a mi madre a saludar para hablar de todo y hablar de nada. Podemos tener conversaciones de una hora o de un minuto.
Todas las mañanas le mando las mejores fotos de mis hijos y de mi familia para compartir emociones, elevar satisfacciones y recibir comentarios.
Mi madre partió de este mundo hace 4 meses de manera disruptiva produciendo un desgarre en el alma. Pero sobre todo dejando al otro lado un espacio vacío.
Cada mañana le sigo marcando pero sin respuesta. Cada mañana le sigo enviando fotos de mi familia pero sin retorno. Aunque lo hago contra las leyes de la razón, lo realizo porque me fluye y me nace de adentro del corazón.
Quiero mantener nuestro rito sagrado hasta lograr algún día tener respuesta nuevamente. Sigo aguardando con entusiasmo su mensaje. Tal vez lo reciba de alguien cuando su número de línea sea asignado a otra persona o tal vez lo obtenga cuando nos podamos encontrar en el más allá.
Por el momento le sigo escribiendo. Madre, contéstame cuando puedas. Gracias por estar siempre ahí y por este nuevo libro que estamos escribiendo los dos a cuatro manos, dos latentes y dos manifiestas.
Con mucho amor.
