Guinea Ecuatorial es un país africano que se encuentra al occidente y en la línea central de ese continente, y que mira con admiración a la distancia y al otro lado del Océano Atlántico a Latinoamérica.
Pero más allá que simplemente brindar una clase de geografía, este país es nuestro espejo cultural en África.
Con aproximadamente un millón setecientos mil habitantes, Guinea es el único país hispanoparlante que queda en el continente africano.
Fue la última colonia española en independizarse, recientemente en 1968.
Sus habitantes hablan español y profesan el catolicismo, razón por la cual se identifican más con los países latinos que con el resto de África. Espiritualmente se sienten más próximos a Colombia o a Argentina que a Nigeria o a Marruecos.
Más allá de compartir el idioma y la religión, también lo hacen con sus gustos por la música, donde bailan y escuchan masivamente y con furor a Karol G, a Maluma y a J Balvin, entre otros, entendiendo todas sus letras.
No se pierden nuestras telenovelas que paralizan sus calles. Pasión de Gavilanes o Betty la fea son ejemplos contundentes de nuestros puentes y éxitos culturales.
Un pequeño país africano con un área aproximadamente del doble de Cundinamarca, Guinea Ecuatorial ha tenido un gran auge en la producción petrolera, abriendo así sus puertas a la inmigración.
Muchos colombianos han llegado allá buscando oportunidades de negocio y de vida, apoderándose de industrias como la de los salones de belleza y una parte de los restaurantes.
Otra de sus pasiones y además deporte nacional, es el fútbol. Siguen fervientemente la liga española y el país está dividido entre el Real Madrid y el Barcelona. Son fanáticos de las selecciones de fútbol suramericanas. Argentina, Brasil y Colombia son sus favoritas. Seguidores absolutos de la Copa América, los nombres de James Rodríguez y de Luis Díaz son parte de sus conversaciones cotidianas.
Nunca han podido ganar una Copa de África de fútbol, pero sueñan con algo distinto: ser invitados a jugar la copa América. Es casi un clamor nacional. No entienden por qué invitan a Qatar, a Arabia Saudita o a Japón, y no a ellos, que son más cercanos, pues hablan el mismo idioma, practican la misma religión, escuchan la misma música, ven las mismas telenovelas y saben todo de nosotros.
Es hora de invitar a Guinea Ecuatorial a jugar la Copa América.
Ojalá esto se convierta en un propósito continental que llegue a oídos de la Conmebol, para poder estrechar los lazos emocionales existentes entre los dos lados del planeta.
Una Copa América entre hermanos latinoafricanos.