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Al morir en 1967, el artista belga René Magritte nunca debió de imaginar la influencia que su obra alcanzaría a tener en nuestros días. Siempre profesó su simpleza tanto en la vida como en el arte, y aunque trabajó bajo la temática del absurdo, Magritte empleó una técnica minuciosamente realista, casi fotográfica, para darle apariencia real a su fusión constante entre lo racional y lo irracional, logrando hacer confusa la frontera existente entre estos dos ámbitos.
En el Museo Moderno de Bellas Artes de Bruselas se encuentra la galería Georgette, nombre de la mujer que lo acompañó a lo largo de su existencia hasta morir, y allí reposa su más completa colección y en especial un trabajo que sin duda ha inspirado a muchas generaciones: el concepto del cuadro dentro del cuadro.
En la pintura“La condición humana”, se observa un lienzo puesto delante de una ventana y sobre él se pinta exactamente el paisaje que oculta. De esta manera el paisaje verdadero está reemplazado por la perfección de la imagen dibujada en el lienzo. ¿Cuál de las dos imágenes resulta más real? O, más bien, ¿podemos hablar de una mezcla de las dos realidades?
Es como que se desbordara por el cuadro y la imagen tan perfecta y fiel se confundiera y convirtiera literalmente en ella. Magritte fue sin duda un genio adelantado a su tiempo. Para mí, un maestro y genio de la creación de conceptos. A miles de kilómetros de distancia y a principios de este año tuve el privilegio de navegar por el Río Nilo y recorrer Egipto de norte a sur, hasta casi llegar a la frontera con Sudán para visitar uno de los templos más majestuosos e impresionantes de esta gran civilización: Abusimbel.

Ordenado por el muy renombrado Faraón Ramsés II en 1285 antes de Cristo, está compuesto por dos enormes construcciones esculpidas en inmensas rocas. Una dedicada al mismo Faraón y la otra consagrada a su mujer Nefertari. Es un lugar mágico cerca de Aswan, que literalmente lo deja a uno con la boca abierta, generando una sensación única e imponente que te hace sentir pequeño, muy pequeño.
Al acercarme y recorrer el templo de manera externa e interna empecé a percibir que en las estatuas y en sus paredes aparecían muchas marcas al estilo grafiti, esculpidas en los brazos de los colosos y en los corredores. Esto me generó un gran rechazo y molestia por la carencia de respeto por la historia.
Supuse que eran marcas recientes realizadas por algunos turistas irresponsables. Con mucho cuidado me aproximé y empecé a leerlas y observarlas detalladamente para darme cuenta de que habían sido escritas y realizadas por los generales de las tropas militares francesas legionarias a finales del siglo 18, donde se referían y narraban las campañas napoleónicas que comenzaron por Alejandría en el mediterráneo, pasaron por Cairo y llegaron finalmente a Abusimbel.
Reflexioné y entendí que esta era otra historia, una con más de 2 siglos de vida y que había quedado plasmada en otra historia aún más antigua. La historia Francesa sobre la historia Egipcia. Tal vez el concepto de la historia dentro de la historia. ¿Cuál de las dos historias resulta más real? ¿O más bien podemos hablar de una mezcla de las dos historias?Recordé a Magritte y lo aprecié aún más.
