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Juan Carlos Ortíz

La carrera de las ratas

Juan Carlos Ortiz
05 de enero de 2023 - 05:47 p. m.

El planeta crece en población de manera vertiginosa y ya estamos hablando de haber superado la barrera de los 8.000 millones de habitantes.

Pero al mismo tiempo, el crecimiento del número de ratas gana la carrera y plantea que por cada humano existen aproximadamente 8 roedores en el mundo, cifra nada despreciable que habla de 64.000 millones de estos animales.

Y para la prueba un pequeño botón.

Estaba de trabajo en la ciudad de Barcelona, desarrollando una estrategia de comunicación para una marca de automóviles. En la tarde, luego de varias horas de labor, decidimos ir a comer algo a un restaurante con terraza contra la playa. Allá llegamos y nos sentamos a departir un rato.

Una mujer muy amable nos atendió. Pedimos unas porciones de jamón y de queso para picar. Ya en plena conversación, esperando las viandas, percibí algo que se movía cerca de mi pierna izquierda. Bajé mis ojos hacia el piso para intentar poner foco y entender de que se trataba. Efectivamente, lo logré, al detectar claramente la presencia de una rata grande que caminaba al lado de la mesa donde nos encontrábamos. Tengo que admitir que estos roedores me producen algo más que asco, me producen pánico.

Inmediatamente, levanté mis pies como reacción de protección, pero la sorpresa fue mayor al ver que la mujer que nos atendía estaba viendo la situación detenidamente como una leona en cacería. Se empezó a acercar sigilosamente hacia donde estábamos, y con sus manos tomó una de las servilletas de tela de nuestra mesa, luego giró y se dirigió suavemente hacia el animal y le lanzó la servilleta encima. Rápidamente, se agachó y la capturó con sus manos, envuelta en la servilleta. Con un nivel alto de efectividad levantó la rata capturada, la cual chillaba desesperadamente, y salió de la terraza con la presa hacia la cocina, mientras yo había sido testigo absoluto de esta operación, de esta captura cinematográfica.

Por mi mente empezaron a pasar rápidos pensamientos:

¿Hacia dónde llevaría esa rata en sus manos?

¿Se convertiría en un nuevo plato en la cocina?

¿Se lavaría las manos?

¿Limpiarían las servilletas de las mesas?

Unos pocos minutos más tarde, la mujer volvió a la mesa como si nada y de manera muy amable preguntó si queríamos algo más para comer.

Mi mente y mi corazón se pusieron de acuerdo en la respuesta: No, muchas gracias. La cuenta, por favor.

Definitivamente, el mundo está lleno de humanos, pero sobre todo, está de ratas.

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