COMIENZA 2010 CON UN PRIMER SEmestre enfocado en el proceso electoral.
Algunos analistas han empezado a opinar sobre seguridad, pero han decidido tomar una postura electoral y dejar el análisis a un lado. Decir que la seguridad democrática llegó a su tope cuando casi todos los delitos siguen cayendo, o desconocer que la degradación de las Farc como estructura armada es permanente, o sugerir que estamos ante bandas iguales a lo que fueron los paramilitares hace unos años, no corresponde a la realidad.
La seguridad democrática es un concepto estratégico con impacto generacional, que trasciende al presidente Uribe, y estará vigente por varios años hasta que el país encuentre la paz. Pues se trata del esfuerzo desde la democracia por recuperar el país, para que los ciudadanos sean protegidos y puedan desarrollar la vida con normalidad; para que la seguridad sea un activo de todos sin distinguir preferencias políticas, raza, o posición económica.
Sin perder el norte de la política se han hecho revisiones estratégicas conducentes a ajustar los planes operacionales de acuerdo con la dinámica que se esté presentando en el territorio nacional. En 2006, cuando los analistas decían que la seguridad democrática estaba agotada y que los grupos armados estaban simplemente replegados, se hicieron modificaciones con la política de consolidación y llegaron los resultados que el país conoce. Luego en 2008 ante los cambios que se evidenciaban en el accionar de las diferentes organizaciones y de las bandas emergentes como consecuencia de los avances en la política, se puso en marcha una nueva revisión conocida como “el salto estratégico” estableciendo centros de gravedad en varias zonas del país, cuyos resultados se reflejan en la contundencia con la que las Fuerzas Armadas están actuando frente a las distintas organizaciones. Los golpes de fin de año y comienzo del actual no son ninguna casualidad sino precisamente consecuencia de esa campaña.
Para el período electoral los grupos terroristas han optado nuevamente por la crueldad, demostrada en el asesinato del Gobernador del Caquetá, la intimidación a candidatos, y las acciones en zonas urbanas. Respuestas puntuales son necesarias, pero con certeza el planeamiento ya debe estar en marcha. Sin duda, el comienzo del nuevo período presidencial implicará una nueva revisión dado el escenario de multicriminalidad. Será necesario profundizar esfuerzos, entre otros: mayor compromiso y recursos para las zonas de consolidación por parte de diferentes agencias del Estado. Aunque en este período las capacidades de la Policía se han elevado en forma histórica, se requiere continuar el fortalecimiento de la seguridad ciudadana y crecer en otros 10 mil policías en los próximos cuatro años. También se requiere seguir fortaleciendo la inteligencia para seguir cerrando los espacios. Un elemento nuevo, complemento del esfuerzo en seguridad es una reforma a la justicia que impida que los criminales sean capturados y luego puestos en libertad, esto no sólo desmoraliza a las Fuerzas Armadas sino que les da ventajas a las diferentes expresiones del crimen. En fin, el debate electoral debe ser serio y construirse sobre los logros de la seguridad democrática, que son patrimonio de todos los colombianos.
Nota: No sorprendería si resulta ser que el video-propaganda de las Farc fue hecho en territorio de una nación hermana: ¿guerrilleros tranquilos?, ¿Iván Márquez?, ¿campamento con biblioteca?
