“Somos un país que creció invalidando las emociones”

Colombia es un ejemplo de mostrar para el mundo en cuanto a reparación de salud mental después de un conflicto. Sin embargo, en entrevista con El Espectador, el psicólogo Wilson López López recuerda los retos que persisten.

Wilson López López es doctor en psicología y profesor de la Universidad Javeriana.

Foto: Cortesía

Una víctima del conflicto armado de la que poco se habla es la salud mental de los colombianos. Hay mucha discusión sobre la política pública de restitución de tierras, de la Unidad de Víctimas, pero quise entender cómo ha sido el acompañamiento de la mente. Por eso hablé con Wilson López López,...

Por Juan Carlos Rincón Escalante

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Atenas(06773)•03 de febrero de 2024 - 11:57 p. m.

Al respecto, mejor me quedo con los excelentes libros de Mauricio Garcia V.- El viejo malestar del Nuevo Mundo, más referido a lo q’ así ha sido en América Latina, y El País de las emociones tristes, aplicado a Colombia- y e igual destacado columnista de EE, y con cuyo argumento central, el manejo de nuestro tropicalismo, demuestra cuán pérfida o manipuladora ha sido la clase dirigente y política. Desde la Conquista misma. Atenas.

Antonio(74996)•03 de febrero de 2024 - 10:01 p. m.

Muy buena entrevista, la problemática de salud mental debe atenderse con urgencia.

MARCELINO(20051)•03 de febrero de 2024 - 09:26 p. m.

Gracias por aportar a visibilizar tan compleja y extendida problemática en salud mental en nuestro complejo y extenso país. Se requieren artículos como estos para continuar la concienciación de toda la dirigencia colombiana, en la importancia y trascendencia de fortalecer la "Cenicienta" del sector de la Salud, que es la Salud Mental, integralmente comprendida y sobretodo abordada.

Alfredo(44610)•03 de febrero de 2024 - 04:57 p. m.

Excelente entrevista, y el colega Wilson López ha desarrollado una excelente labor...pero se requiere fortalecer más este trabajo y obligar a un manejo más realista de la atención psicológica en EPS, mínimo 40 minutos por sesión, en 20 minutos se logra un 15% de calidad posible, mientras que con 40 minutos se puede llegar a un 75% que ayuda..y además mínimo sesiones cada 15 días, aunque en casos prioritarios deberían autorizarce hasta dos sesiones semanales por dos o tres meses y luego reducir..

Alfredo(44610)•03 de febrero de 2024 - 04:59 p. m.
En Chile se plantean protocolos de 12 a 15 sesiones con diferentes modelos (cognitivo, conductual, psicodinamico relacional..) que muestran excelentes resultados en manejo de depresión, ansiedad y trastornos fuertes....hay que cuidar y promover la salud mental..

Gines(86371)•03 de febrero de 2024 - 04:55 p. m.

Muy loable los ingentes esfuerzos que ejecutan en pro de la salud mental, Dr. Wilson López López. Indudable que ayudan a morigerar los conatos violentos al interior de las familias. ¡De perogrullo! No obstante, importante no olvidar, importante tener siempre presente, que, muy poco se puede avanzar en sanar heridas, si no hay reconocimiento de las faltas, reconocimiento que reclaman las víctimas de las mismas.

daniel(84992)•05 de febrero de 2024 - 07:48 p. m.
Jejeje. Me encanta imaginarme la cara de cólico cuando te pegan en el nervio de la muela. Jejejej
Atenas(06773)•03 de febrero de 2024 - 06:32 p. m.
Sí, como vos, Yines apestoso, como por variar el P….uuuf q’ es lo mismo, en el “reconocimiento de las faltas” a q’ aludes, una de ellas cohonestar a quienes violentan y vejan mujeres. Será q’ no tuviste mamá o te abandonó, y quizá ni tengas pareja fémina, o a lo mejor igual te dejó. Atenas.
Gines(86371)•03 de febrero de 2024 - 04:56 p. m.
Concretamente de los 6402 asesinatos, masacres, hornos crematorios, violaciones y un gigantesco etc. Todo lo anterior, amparado por una política perversa. Lo gravísimo radica en el hecho de seguir libre su gran pergeñador: el Matarife, quien, al socaire de una justicia inexistente, brinda al país un ejemplo de violencia, y de ahí el corolario fatal de masacres, feminicidios y en general, crímenes de toda índole, todo ello, repito, acicateado por la laxitud de nuestra mal llamada “justicia”.

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