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Un suicidio que huele a asesinato

Juan Carlos Rincón Escalante
01 de julio de 2021 - 03:00 a. m.

Advertencia: esta columna va a discutir temas muy pesados de salud mental. Si no se encuentra en un buen momento, mi recomendación es que no siga leyendo. Su bienestar es una prioridad.

El suicidio nunca es un acto simple. Y aún así, todos los impulsos culturales y sociales nos llevan a romantizarlo, banalizarlo, buscar entenderlo con la narrativa más sencilla posible. Eso he descubierto en mis años de trabajar cerca a personas con depresión, a sus familiares y a los sobrevivientes de intentos de suicidio. Su mayor frustración es lidiar con las palabras vacías que salen a flote cuando se discute la tragedia.

Doy esa introducción porque hoy quiero discutir un suicidio que huele a asesinato.

Near era el nombre en internet de una persona no binaria y neurodivergente. Near, también, era reconocida por su genialidad: diseñó uno de los emuladores más precisos de Super Nintendo que se ha publicado en internet. Se hizo famosa por, en palabras de Kotaku, “escanear unos 1.200 juegos de Super Nintendo, incluyendo sus cajas de circuitos, en la búsqueda de preservarlos para la posteridad”.

Near, entonces, era una persona venerada en el mundo de los videojuegos.

Esta semana, Near se suicidó.

Antes de hacerlo, publicó mensajes muy claros en su cuenta de Twitter. Se refirió a Kiwi Farms, una página de foros en internet que son famosos por ser un punto de encuentro de acosadores, racistas y personas que disfrutan arruinándole la vida a los demás. “Escalaron de atacarme por ser autista a atacar y enviar amenazas a las casas de mis amigos, e incluso intentaron que otro se suicidara. El internet no es un juego. Es la vida real. Soy una persona real. Esto me duele mucho”.

Desde el año pasado, Near fue sujeto a una campaña de acoso digital. Eso le desencadenó serios problemas de salud mental. En sus últimos mensajes, dijo que todas las noches sentía ataques de pánico y que no encontraba otra salida.

No es la primera vez que pasa algo similar con Kiwi Farms. Según Gizmodo, “la comunidad tóxica (del foro) llevó a la desarrolladora de videojuegos, Chloe Sagal, a suicidarse en el 2018. En el 2016, una mujer canadiense, Julie Terryberry, se quitó la vida después de ser perseguida por miembros de la página”.

Entonces, ¿cómo leemos este suicidio? Claro, fue él quien tomó la decisión. Pero, de nuevo, los hechos fueron complejos. ¿Cómo se determina culpabilidad? ¿Cuál de los mensajes fue el determinador final? ¿Cuál de los miles de anónimos es el responsable? ¿O es la página, el foro, la que debe responder por el contenido de sus miembros? Y si la respuesta es afirmativa, ¿no es eso sentar un precedente perverso sobre libertad de expresión en redes? Dirán: es que la inducción al suicidio no es un discurso protegido. De acuerdo, pero definir qué es inducción al suicidio no es tan sencillo.

El problema de la tragedia de Near es que es casi una síntesis perversa y mórbida de cómo internet está destruyéndose a sí misma. La crueldad es premiada por los algoritmos; las trincheras ideológicas cavan hoyos cada vez más profundos; las burbujas no se rompen; los crímenes no se persiguen.

En el proceso, se causa mucho sufrimiento. Y quienes terminan pagando son las personas más vulnerables. Internet ya no es la promesa de espacios seguros para el encuentro de las diferencias. Es muy angustiante que “la nueva vida real” se tenga que dar en un espacio tan hostil y tan eficiente para promover la maldad.

Como ven, no tengo respuestas. Soy un hijo de internet, he construido mi carrera profesional sobre sus bondades y siempre protegido en la libertad de expresión que tanto se abusa ahora. Pero sí tengo muchas preguntas y mucha frustración. ¿Qué mundo nuevo hemos construido? ¿Cómo hacemos para arreglarlo? ¿Lo haremos a tiempo para que casos como el de Near no se repitan?

Pueden escribirme a jkrincon@gmail.com

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Jorge(98559)01 de julio de 2021 - 04:56 p. m.
Si el problema es internet y las redes sociales, la solución es desconectarse totalmente de esto, y listo. No entiendo porque siguen conectados a ambientes tan tóxicos. Si no me gusta lo que la gente dice, simplemente no los leo.
  • CHARLIE(21367)01 de julio de 2021 - 08:21 p. m.
    Totalmente de acuerdo, las redes sociales son la cloaca del internet, tiene uno que tener muy poca autoestima para suicidarse por comentarios de personajes invisibles, de ahí el chiste: le preguntan al susodicho: ¿A que se debe tu éxito en las redes sociales?---Responde: A mi fracaso en la vida real.
Contumaz Apostata de la Dextrocardia(likt7)01 de julio de 2021 - 02:29 p. m.
Internet y sus haters no son el problema: son los humanos…ingratos, frívolos, territoriales, patriarcales, asesinos, mentirosos, codiciosos, traicioneros, intrigadores y cobardes. Este narcisismo y egolatría matan, pero esto seguro que lo hacen solo en débiles y vulnerables que también los hay.
Caliche(62305)01 de julio de 2021 - 02:14 p. m.
Gracias Juan Carlos por tus reflexiones sobre este problema contemporáneo.
Diatriba(11201)01 de julio de 2021 - 01:07 p. m.
Internet al tiempo que es una "autopista" del "conocimiento", también resulta ser la cloaca donde se depositan las escretas de lo peor de nuestra naturaleza. La defensa ante tales aberraciones está más que en la censura legal, en el control social por los usuarios de internet. Hoy ante la primacía del exceso de vanalización y exposición, la respuesta es recuperar el sentido de la vida privada.
benjamin(68913)01 de julio de 2021 - 12:58 p. m.
Lo que menos se aplica en las redes sociales actuales es la razón y la prudencia y eso ha terminado por confundir a una generación que casi desconoce estos términos humanos.
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