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'Best-sellers'

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Juan David Correa Ulloa
25 de julio de 2013 - 10:49 p. m.
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Cada tanto la industria editorial se pone nerviosa con la aparición de un nuevo libro que podrá sostener económicamente la temporada; un libro vendedor, capaz de interesar a gente de varias generaciones, un libro que encierre el secreto del mundo de las ventas.

Y eso ocurre, con regularidad, desde hace unas tres décadas en Europa y Estados Unidos y, en consecuencia, desde hace unas dos en América Latina. Recuerdo en los ochenta cómo El nombre de la rosa, de Umberto Eco, se vendía como pan caliente en las librerías de entonces. Más recientemente, los casos de Rowling, Larsson y Meyer están ahí para recordarnos que en algún tiempo (no hace más de diez años) quienes mandaban eran magos adolescentes, periodistas descontentos con la corrupción o pálidos y flojos vampiros que iban a la secundaria. Desde hace un año, sin embargo, el porno para mamás de E.L. James nos ha enfrentado a la escueta verdad de que el mundo lector quiere más telenovelas que novelas con alguna ambición.

En Francia, un país con un culto y un consumo de libros bastante más alto que la media europea, ha habido una tradición muy fuerte de lectura y defensa del género policiaco. Las colecciones de novela negra están presentes en los anaqueles de las librerías y muchas editoriales serias cuentan con catálogos de este tipo. Por eso no es sorprendente que Joël Dicker, un suizo de 27 años, y el nuevo best-seller mundial con la novela La verdad sobre el caso Harry Quebert, esté triunfando en el mundo entero habiendo salido de las librerías francesas que le dieron un lugar a este libro de setecientas páginas que, a mi modo de ver, es de lo mejor que ha triunfado a escalas masivas en la última década. La verdad sobre el caso Harry Quebert es una novela seria, bien escrita, con preguntas que van más allá de las explicaciones de un crimen. Dos personajes, un joven escritor de mucho éxito que está en crisis creativa y su maestro, Harry Q., son las dos caras de un rompecabezas que incluye ideas sobre la literatura, la lectura, la academia, el éxito, el fracaso, el amor y la muerte.

La globalización ha logrado que un muchacho suizo que pasó sus vacaciones en New Hampshire sea capaz de adoptar un paisaje para unos años después crear una novela con los paisajes de Edward Hopper, y la narración de una buena novela norteamericana. Dicker ha confesado que su principal influencia es Philip Roth. Yo, como lector, celebro que una novela así se vuelva masiva, es más de lo que se puede pedir en un mundo que quiere leer sólo lo banal y evidente.

 

 

La verdad sobre el caso Harry Quebert, Joël Dicker, Alfaguara. / Ojoalahoj@yahoo.com

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