A veces caminando por mi barrio, cuando comienza a caer la tarde, llegan los aromas que expelen las flores del jazmín y creo entonces reconciliarme con la vida. Son unos instantes en los que todo queda como en suspenso, instantes que me transportan a no sé qué regiones de esperanza y de ensueño.
Como si los aromas de las flores del jazmín condensaran toda la nobleza, toda la heroicidad, toda la belleza, toda la dignidad de la gesta del vivir. Y en esos instantes en los que se me llena el pecho de alegría, de serenidad y de belleza se me antoja que vale la pena vivir, que bastan los aromas de las flores o los colores o los...
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