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Atalaya

Los gordos de Fernando Botero: un accidente y un malentendido

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Juan David Zuloaga D.
21 de septiembre de 2023 - 02:00 a. m.
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Muchas veces, en la historia de las artes, en la historia de las ciencias, en la historia del mundo, ha ocurrido que un accidente cambia el orden previsto de los acontecimientos. Por eso es un accidente, porque se incrusta en un devenir más o menos predecible, en una corriente tranquila e irrumpe con azar o con violencia para modificar el curso de las artes, de las ciencias o del mundo. O de una vida.

Así le ocurrió a Fernando Botero un día ya remoto del siglo XX cuando, en medio de una sesión de trabajo, pintaba una mandolina. Dibujó, por error, el agujero de la caja de resonancia muy pequeño en relación con el instrumento musical que pintaba y notó que cobraba un volumen inusitado. Desde ese momento comenzó una experimentación con el volumen que duraría décadas y habría de desembocar en el estilo que hizo reconocibles sus obras en todo el mundo.

Este accidente traería, sin embargo, un malentendido, que no dejó de repetirse desde entonces. La gran mayoría de quienes apreciaban sus obras decían que Botero “pintaba gordos”. Si se aprecian con cuidado pronto se percata el espectador de que no se trata de gordos, sino de una construcción cuidadosa y estudiada del volumen. Escoja el espectador un cuadro cualquiera de Fernando Botero y verá que todos los elementos representados guardan proporción entre sí, de manera que las personas retratadas no resultan gordas si se comparan con los cubiertos que aparecen sobre la mesa o con la mesa misma en la que reposan tales cubiertos. El plato y los postres bien dispuestos sobre la mesa, casi como queriendo salirse del cuadro gracias al volumen logrado por el pintor, no son gordos, son voluminosos y guardan una proporción estricta con el universo en el que estos objetos tienen vida.

Cuestión análoga sucede con sus esculturas en las que, al igual que en sus pinturas, se aprecia el volumen, sí, pero no necesariamente la gordura. En las esculturas no siempre cuenta el espectador con el marco de referencia que ofrecen los dibujos y que permite comparar los volúmenes de los objetos. Sin embargo, se aprecian formas consistentes, plenas de rotundidad y de grandeza. Una magnificencia y una monumentalidad que son herederas, a su modo, de los pintores del primer Renacimiento italiano. En este aspecto, en especial de la manera o el punto de vista que ofrecen los retratos de Piero della Francesca y de la definición de los contornos de Boticcelli, que fue grabador antes de ser el gran pintor que hoy conoce la historia del arte occidental.

Son las de Fernando Botero piezas bien definidas, en donde no sobran las carnes ni la materia, figuras con torsos rígidos y bien delineados o con anatomías precisas que otorgan a veces sensualidad y a veces exuberancia a las obras; figuras como talladas con esmero y con decisión por el buril diestro de un grabador.

Se fue el viernes pasado Fernando Botero y con él muere un estilo y un sello que dio realce a esa condición muchas veces dura y tantas veces cuestionada de ser colombiano. Gracias eternas, maestro.

juandavidzuloaga@yahoo.com, @D_Zuloaga

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Santiago(31882)25 de septiembre de 2023 - 02:17 p. m.
Muchas gracias, buen artículo y muy didáctico. Aprendí bastante.
Rafael(6lwa9)23 de septiembre de 2023 - 09:39 p. m.
Gracias a Botero y su colección donada en Bogotá, pude conocer un cuadro de Giacometti , "Carolina en fondo blanco" cómo también un Picasso, un Dalí, Chagall,...etc. Así mismo ver la obra de Botero compartiendo salas con otros grandes del arte universal, me llena de orgullo; sus cuadros maestro Botero, son pícaros, burlones, somos nosotros; Colombia desbordada en su ironía, inflada en sus mismas tragedias. Agradezco a Botero su aporte al arte nacional ... Dónde están los nuevos pintores?
Alex(2475)23 de septiembre de 2023 - 05:23 p. m.
Me aturde un poco tanto ruido en torno a una obra de la que hay tan poco que decir.
Carlos(71824)22 de septiembre de 2023 - 01:01 a. m.
No me gusta la obra de Botero. Algunas de sus figuras me parecen descontextualizadas, desproporcionadas; por ejemplo los músicos en una de sus pinturas aparecen enanos; una mujer en primer plano aparece pequeñísima en proporción a las figuras de atrás... nunca me ha gustado, aunque me parecen interesantes algunas de sus esculturas. No comparto que se diga que es el más universal de los colombianos; por encima de Gabriel García Márquez?
Maryi(41490)21 de septiembre de 2023 - 03:53 p. m.
Fue un gran pintor. Hay es que evitar la hipérbole por que en este caso no aplica.
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