Lo deja claro el autor en el libro: los hechos insignificantes no existen.
Existen, sí, unos acontecimientos, todos concatenados y a su modo necesarios, que desencadenan un resultado. A lo largo de casi seiscientas páginas va el autor narrando los hechos de una vida, la de Sebastián Sarmiento. Y en esos sucesos se aprecia con claridad la manera en que cada acto, cada decisión (y cada omisión) van labrando un destino, el de toda vida, el de cada alma.
No hay hechos insignificantes, ni gestos despreciables, ni actos deleznables. No hay tampoco hechos casuales, me atrevo a añadir. Todo en la vida está cargado de responsabilidad y de...
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