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Atalaya

Ocho horas

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Juan David Zuloaga D.
21 de abril de 2022 - 05:00 a. m.
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Algunos se demoraron cinco horas, otros seis o siete, unos más de ocho horas realizando un trayecto, Bogotá-Girardot, que no tiene 140 kilómetros.

La Alcaldía de Bogotá estima que salieron unos 760.000 vehículos durante la Semana Santa. Según cifras de los terminales de transporte, salieron de ellas, desde Bogotá hacia a otros destinos, más de 400.000 personas. Para su desplazamiento, utilizaron los habitantes de Bogotá unas vías cada vez más congestionadas y en mantenimiento continuo. El caso de Bogotá es quizás el más grave, pero no es el único.

Estas carreteras en obras perpetuas son las mismas que utiliza el transporte de carga para llevar y traer los alimentos y otros bienes que necesitan quienes habitan en la ciudad.

Cuando se terminó la ampliación de la vía Bogotá-Girardot, con sus dos carriles de ida y dos de regreso, en el año 2014, dicha ampliación ya era insuficiente; como lo mostraban las largas filas de carros, durante puentes y períodos de vacaciones, a lo largo de la recién inaugurada ampliación. Se trata de una de las vías principales (¿la principal?) del país, que hoy debería contar con cuatro carriles de ida y cuatro de regreso al menos hasta Ibagué, y tres de ida y de regreso en su continuación hasta el Puerto de Buenaventura. Hoy la vía tiene largos trechos en reparación y el túnel cierra uno de sus carriles (a veces los dos) para su mantenimiento. La ampliación de la vía alterna (La Mesa-Anapoima-Tocaima) no ha podido terminarse, aunque la licitación es del año 2015.

Pero habría, además, que conjugar la ampliación de las vías (iba a escribir autopistas), con diseños quizás más costosos, pero más eficientes (la construcción de más túneles, viaductos, etc.) y estas ampliaciones conjugarlas también con otras formas de transporte: recuperar las vías de ferrocarril, por ejemplo. Un viaje de Bogotá hasta Ibagué con trenes de alta velocidad podría hacerse en una hora o en una hora y diez minutos. Y deberían aprovecharse también las vías fluviales del país para seguir ofreciéndole a la ciudadanía posibilidades diversas de transporte de pasajeros y de carga.

Todo ello generaría muchos puestos de trabajo, agilizaría el transporte de los alimentos y de las mercancías que van a las ciudades y, culminadas las obras, podrían los ciudadanos salir de la ciudad para poder ir a descansar, pues el descanso también cumple una función social.

@Los_atalayas

Atalaya.espectador@gmail.com

Conoce más

 

Pedro(86870)22 de abril de 2022 - 03:23 a. m.
Creo que el legado de Juan M. Santos en obras de infraestructura de carreteras, con su ministro Cardona es de admirar. Pero ya es hora de recuperar las vías férreas como señala el columnista. Hasta la vía ferra que sale de la Dorada fue establecida por el gobierno de Santos. Quiero decir que el gobierno Santos fue un gobierno de avanzada. Ojalá el Pacto histórico siga su legado y cambie a ColombIa
Gabriel(7913)21 de abril de 2022 - 07:04 p. m.
Un tren de alta velocidad de Girardot a Bogotá necesitaría alrededor de 155 kilómetros de longitud para garantizar una pendiente máxima de 1,5 % o 184 kilómetros para garantizar 1,25 %. El radio mínimo de las curvas fluctúa entre 3.200 y 7.000 metros. Construir un tren de esas características es una utopía. No debe existir uno solo en el mundo. Soñar sí cuesta y mucho.
  • Gabriel(7913)21 de abril de 2022 - 07:16 p. m.
    Somos un país con una economía insignificante. Las dificultades para realizar una obra de esas características la hacen por completo inviable. Con seguridad China, Japón, USA o los países europeos más ricos no contemplarían una obra de esa magnitud para mover cargas minúsculas dentro del contexto de la economía mundial. Hay que reflexionar un poco más para hacer propuestas como esta.
Humberto(12832)21 de abril de 2022 - 03:20 p. m.
“Generaría”, así, en condicional, dice usted, esas son vías que se le han entregado a empresas de Luis Carlos hambriento Angulo, a quien el presidente Duque lo invitó a que pagara vías de infraestructura con dineros de los fondos de pensiones por 4.5 billones de pesos: no a que los expropie en beneficio de un fondo común sino para lograr utilidades con esos dineros de las pensiones privadas.
Antonio(45414)21 de abril de 2022 - 03:06 p. m.
Entre la mediocridad y la corruptela de los dirigentes tienen el país en la inmunda. A esto hay que sumarle las mafias de los transportadores y la de los peajes.
PEDRO(90741)21 de abril de 2022 - 03:02 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 108 días para que termine este inmoral gobierno. Colombia debe salir a votar por presidencia sin miedo y con inteligencia ética.
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