Publicidad

Esa misma violencia de siempre

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Juan Felipe Carrillo Gáfaro
31 de marzo de 2022 - 06:12 p. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Ha pasado un tiempo desde mi última columna. Las ocupaciones familiares y laborales, sumadas a uno que otro flojo insulto en Twitter, hicieron que me tomara un par de días más de lo acostumbrado antes de volver a este ejercicio que tanto aprecio. En ese lapso, y como se venía anunciando, Rusia atacó a Ucrania y lo sigue haciendo ante los ojos expectantes y demasiado informados del mundo entero.

No pretendo ni tengo la experiencia para intentar explicar qué es lo que está pasando. Me aferro a aquellos que, como el antiguo corresponsal en Rusia de Der Spiegel, anunciaban desde hace mucho tiempo lo peligroso que podía llegar a ser Putin. Por más amenazas, por más Crimea, por más discursos nacionalistas, nadie esperaba algo de semejante magnitud. Bien lo anunció Arlene Tickner unas semanas atrás cuando predecía el posible inicio de una tercera guerra mundial. Quizás no se llegue tan lejos, pero una provocación, un paso en falso, un comentario de más, y muchos países podrían terminar involucrados en los juegos mortales del típico personaje que parece loco, pero que en el fondo no lo es. Y eso es casi lo más peligroso.

¿Cómo analizar lo que está pasando desde la perspectiva de alguien que trabaja en construcción de paz? ¿Cómo seguir hablando con las comunidades de lo importante que es aprender a transformar los conflictos de manera no violenta? Es evidente que no soy el único con estas preguntas. Muchos de mis colegas intentan desde su trabajo de campo seguir dándole sentido a lo que hacen mientras llueven y llueven misiles en Ucrania; mientras que nuestro equipo tuvo que salir corriendo de allí.

Y aunque la reflexión y discusiones que hemos tenido al respecto son demasiado inconclusas para personas que trabajan a diario estos temas, hay un punto de inflexión en el que muchos parecen estar de acuerdo: así no lo parezca y sea evidente que se trata de un caso extremo, la violencia de las guerras nace de esa misma violencia de todos los días. Esa violencia que se instala en algún momento en los seres humanos y que por diferentes motivos es muy complejo quitarse de encima. No quiero decir con esto que un intercambio de insultos por redes sociales, agredir físicamente a sus hijos o acosar laboralmente a sus empleados sea lo mismo que atacar todo un país y matar gente inocente. Pero todo se origina en un mismo punto: todo nace de esa misma violencia que Bourdieu adjudicó al sistema educativo tradicional, que Galtung identificó en las estructuras sociales, que Reardon ubicó como un problema evidente de género, entre muchos otros.

Está claro que desde nuestra posición de personas comunes y corrientes, sin la capacidad institucional para tomar ciertas decisiones, no vamos a frenar los frenéticos impulsos de Rusia. Sin embargo, sí podemos tener dos iniciativas que, confiando en la paz y en particular en la educación para la paz como procesos, ayuden a construir un mundo mejor.

Por un lado, se trata de creer en la paz. Si no se cree en ella, la intención de ir en su búsqueda sencillamente no existe. No basta sólo con desearla, es importante creer en ella y en el poder performativo de lo que representa. Por otro lado, se trata de volverla una práctica cotidiana sencilla, que podemos aplicar en nuestros contextos familiares, que nos cuestiona y por la cual estamos dispuestos a mejorar como personas. De nada nos sirve caerle a Putin, o al que sea, si no llevamos una paz interior que nos ayude a dejar de lado cualquier tipo de resentimiento e intención de agredir al otro. Eso al menos está en nuestras manos, porque esa misma de violencia de siempre es la que va creciendo con el tiempo, se propaga y luego es difícil detener.

@jfcarrillog

Conoce más

 

Atenas(06773)01 de abril de 2022 - 12:33 p. m.
¡Y quién puede descreer de su aserto como marco o filosofía de vida! Y no xq' Ud así lo viva o lo explícite. Pa mi la empatía es innata, el punto estriba en q' hay unos Caínes, cual fuerzas opositoras q' en el mundo hay según el Taoísmo, q' a la obvia reacción conducen, y en el Reino animal también muchas pruebas hay. Como ideal, una maravilla, mas es una brutal realidad: la inconsecuencia de otros.
  • Atenas(06773)01 de abril de 2022 - 08:04 p. m.
    Ahora, Rafael, respecto de mi vertical posición de escudero a morir x URIBE/DUQUE, ¿cómo olvidar y no hacerlo si fueron la represa q' contuvo las furia de la coordinadora guerrillera q' tenían secuestrado al país? Y si aún hoy respiramos democracia es x URIBE, q' no nos prometió un cielo (y pecados hubo), pero si nos evitó caer a los profundos infiernos como el país vecino.
  • Atenas(06773)01 de abril de 2022 - 07:59 p. m.
    Hola, Rafael, gracias. Mis comentarios no son de quien no tiene más q' hacer y q' entonces madruga pa desde temprano matar el tiempo. No, son frutos de mi permanente actividad profesional, laboral y de duro emprendimiento pa ver de cómo generar empleo, amén de poder ir a USA o Europa donde gente de similar empuje, y si así no aprendo pa venir aquí a refutar tanto idealismo malsano¿de qué serviría?
  • Rafael(12320)01 de abril de 2022 - 01:48 p. m.
    Cuando se quita su oficio de defensor a ultranza de su jefe, son muy interesantes sus opiniones. Gracias
Hernán(22184)01 de abril de 2022 - 10:43 a. m.
Su llamada a la paz es un gran paso aplicable al ambiente colombiano donde se llegó al extremo de volver bandera y programa de gobierno el hacerla trizas. Ojalá posiciones como la suya fueran tan o más contagiosas que el COVID!
Olga(88990)01 de abril de 2022 - 03:43 a. m.
¡Bienvenida la cordura!
Marco(88477)01 de abril de 2022 - 03:27 a. m.
Inaceptable la invasión de Ucrania. Rusia merece más sanciones que las que recibió USA cuando invadió Iraq, o cuando Libia, o Vietnam, o Panamá, o ...
Ana(q2pty)31 de marzo de 2022 - 11:19 p. m.
Excelente columna
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.