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Escribir sobre política

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Juan Felipe Carrillo Gáfaro
27 de junio de 2023 - 08:43 p. m.
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Está claro que las columnas que abordan temas políticos son las más leídas. Esta tendencia aumenta cuando el contenido de la columna está centrado en algún personaje político, y entre más vigente sea ese personaje, más comentada será la columna. Esto sucedió con mi columna anterior y sucede con todas esas columnas que les respiran en la nuca a los políticos colombianos.

Confieso que es agradable sentir que una columna llama la atención, y creo que la mayoría de los columnistas tendemos a recorrer los comentarios de los lectores con esa curiosidad que tienen los estudiantes cuando están esperando la nota de un examen. Entender mejor su propia columna a través de las opiniones de lectores es un ejercicio sano si se mantiene una prudente distancia tanto con los comentarios positivos como con los negativos. En general, se aprende mucho de los lectores sin importar su posición en relación con la columna y hasta su manera de expresarse, siempre y cuando lógicamente no lo terminen insultando a uno.

Escribir sobre política despierta en los colombianos una extraña y desenfrenada pasión por opinar y dejar clara una posición. Y si se analizan la gran mayoría de esos comentarios, no sorprende que seamos una sociedad demasiado polarizada por lo político, cuando en el fondo los personajes que nos representan, ya sean de izquierda o de derecha, han hecho lo que les da la gana cuando están en el poder. Y así, como pequeños borregos, son muchos los que siguen casi ciegamente esa tendencia o personaje con el que se identifican, sin tomarse el tiempo para despertar en sus opiniones un poco de capacidad crítica y autorreflexión.

En el fondo, y por más que nos llame la atención el tema, nos sigue haciendo falta en nuestra educación una pedagogía que nos enseñe a pensar con criterio, más desde la razón que desde esos impulsos pasionales que nos han llevado a tanta violencia. Hoy en día hablar de Petro sin alabarlo significa odiarlo, ser de extrema derecha y de paso racista, como de manera simplona me acusaba un usuario en Twitter. Hoy en día hablar de Uribe sin alabarlo significa ser un mamerto, un guerrillero y hasta una persona que odia a Colombia. Peor aún: cuando un lector toma cierta distancia y reconoce algún punto de lo que se está opinando, le terminan cayendo por vendido, comunista o fascista según el caso, y hasta por bruto.

La manera como comunicamos muchas veces en las redes es un preocupante termómetro de la sociedad que somos. Empezando por el mismo Petro, pasando por lumbreras peligrosas y poco hábiles como Polo Polo, y terminando con personajes turbios como Vargas Lleras como bien lo muestra Alfredo Molano en su última columna. La violencia simbólica en muchos de nuestros intercambios se termina traduciendo en violencia física en los escenarios más absurdos y menos pensados: sin duda somos de los pocos países del mundo cuya propia hinchada se pone a pelear en un estúpido partido amistoso. Este es en parte el recorrido de nuestra violencia y salvo Mockus en sus mejores años nadie se ha detenido a reflexionar sobre cómo podemos mejorar: Petro pelea por su lado, los hinchas por el suyo, James pelea con él mismo mientras busca ser contratado por Uribe, Shakira no suelta a Piqué, la prensa no suelta a Shakira, y nosotros no damos el brazo a torcer con nuestras insignificantes posiciones “POLOrizadas”.

En medio de esa futilidad que nutre los días de nuestro país, lo poco que nos queda son esos comentarios de aquellas personas que siguen creyendo en Petro, pero reconocen y se preocupan por sus errores; de aquellos colombianos que dieron su vida por Uribe, pero reconocen su rabo de paja; de aquellos seres humanos que siguen creyendo en ese acto de fe que se llama Colombia y que esperan algún día verla “grande, respetada y libre” como lo proclama la trillada, vetusta y mohína oración Patria.

@jfcarrillog

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Pablo(88449)28 de junio de 2023 - 10:59 p. m.
Adelante Juan Felipe buena columna. Estoy hasta el cogote con ciertos columnistas y desde luego también el editorialista cuando se van en contra de la persona que esta gobernando por el solo hecho de pertenecer a lo que pomposamente llaman IZQUIERDA. Se nota que sus programas son para la clase media, obrera, campesina y trabajadora que los Gavirias, Pastranas y en especial el señor Uribe y su títere baDUlaQUE , arrasaron, destruyeron, arruinaron, aniquilaron, aplastaron, asolaron, esquilmaron.
Hernando(58851)28 de junio de 2023 - 05:27 p. m.
No se desanime ni desista, don Juan Felipe; usted asumió, supongo que voluntariamente, y está haciendo un trabajo de innegable importancia por su necesidad; en este foro, usted lo ha comprobado hay buena calidad y mejor intensión, no importa que parezca o, realmente, sea escaza; por favor, reciba una felicitación sincera.
Manuel(9808)28 de junio de 2023 - 03:22 p. m.
Se equivoca; no toda columna política conmueve al lector, porque ya, precisamente asquean; pero su forma de exponer el tema lo ubica aparte del muladar en que se está convirtiendo el editorialismo. Muchas gracias y continúe esforzándose, porque nos está haciendo mucha falta ver el problema desde el ángulo correcto.
Pedro(86870)28 de junio de 2023 - 02:38 p. m.
Ese término medio en las perspectivas morales es un poco simplón. Al columnista se le olvida que al presidente lo atacan por cualquier cosa que diga o haga. Ponerlo al mismo nivel de criminales como Uribe y otros es abusivo también. No se haga más la víctima....
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