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La entrevista realizada por EE la semana pasada a María Fernanda Cabal ha dado de qué hablar. Y es que sus respuestas no pasan desapercibidas cuando el titular mismo de la entrevista se refiere a lo “delicioso” que sería ser Trump o Bolsonaro en Colombia. Es evidente que esas palabras van cargadas de provocación y tienen como objetivo tranquilizar a los simpatizantes del Centro Democrático. Estamos de lleno en ese limitado juego político de toda la vida donde los candidatos están dispuestos a decir cualquier cosa con tal de ganar adeptos.
El caso de Cabal, como lo mencionan muchos de los lectores que comentaron la entrevista, es peligroso y preocupante. Y no tiene nada que ver con su ideología política, sino con su muy floja capacidad de dar credibilidad a su propio discurso. Cabal se define como “una conservadora de ideas liberales”, pero está lejos de poder explicar con claridad lo que eso significa y mucho menos de darle sentido a sus propias intenciones. Si bien el inicio de la entrevista es moderado y logra mantener una cierta lógica, las ideas liberales que dice tener se van al traste cuando menciona defender aquellos “principios y valores que no pasan de moda”.
Lo que sigue después es casi divertido en medio de lo turbio que podría llegar a ser si una persona así llega a ser elegida. Según Cabal, con los diez mandamientos sería suficiente para lo básico, para poder vivir tranquilamente en esa cosa que ella llama “civilización judeocristiana”. Por lo visto las ideas liberales de Cabal no dan para más: ni para creer que hay otras “civilizaciones” ni para aceptar todas las salvajadas que han provocado esa “civilización” y las estructuras religiosas que la conforman. Ojalá que la candidata nos ilustrara sobre cómo entender el mandamiento “No cometerás actos impuros” en el contexto de todos los actos de abuso sexual cometidos por curas en los últimos 100 años y más.
Las ideas liberales de Cabal deberían de entrada dejar de reducir todo a un credo religioso. Es una base demasiado enclenque y retrógrada para basar el futuro de la sociedad colombiana. No basta con decir que se respeta la diferencia cuando entre líneas se está diciendo claramente lo contrario. Y Cabal cae en la trampa al afirmar que cada uno de esos grupos (comunidades negras, LGTBI, indígenas) tiene “sus libertades”. Es la misma lógica de Susanita la de Mafalda cuando decía que iban a realizar banquetes para los pobres con pollo y pavo y lechón, para poder comprarles a ellos las porquerías que comen.
Pero si lo anterior no es suficiente, el epítome de la filosofía liberal de Cabal es la frase “La mujer es polo a tierra, la que logra aterrizar todas las ideas y los proyectos del hombre. Por eso es un complemento”. Resulta difícil de creer que en un país tan machista como el nuestro, esa manera de pensar ayude a cambiar las cosas.
La parte final de la entrevista es más de lo mismo. El mismo odio de siempre. El mismo deseo de engatusarnos a punta de seguridad. La misma pelea contra la JEP, contra la izquierda, contra los mamertos, contra el partido comunista. Y es que si seguimos en esa línea, no tiene cabida que nos quiera hacer creer en la bondad de Trump y Bolsonaro. Esas frases, esos enredos mentales, son la prueba máxima de que una persona así no puede gobernar un país.
Entregarle Colombia a Cabal sería como darle un carro a alguien con tragos. No se trata de su tendencia política, ni siquiera de sus posibles aliados, se trata de una cuestión de capacidades, de inteligencia emocional y cognitiva, de amor real por Colombia y por toda la sociedad colombiana. Si no es sencillo saber por quién votar, al menos es posible ir identificando por quién no hacerlo. Ojalá que Dios sea misericorde con nosotros y nos ayude en esa tarea. Amén.
@jfcarrillog
