Desde hace mucho tiempo, trabajar en desarrollo en otras latitudes es una actividad que no deja de ser cuestionada. La idea según la cual países considerados como “ricos” despliegan en países considerados como “pobres” toda una serie de ayudas económicas y humanas ha sido y seguirá siendo objeto de controversia. Y es que ni siquiera se trata de una cuestión de intenciones, porque en la mayoría de los casos estas últimas se pueden considerar como buenas, sino de la forma como en algunas ocasiones se utilizan los recursos y como se mide el impacto del trabajo que se está haciendo.
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