El centro sí existe como realidad socio política, como expresión de un talante humano, no como simple y oportunista estrategia electoral. Es más, constituye el cimiento que sustenta la democracia filosóficamente liberal, alejada de los personalismos (“mesianismos”) propios del populismo y expresión de la profunda crisis de los partidos y de la política tradicional; personalismo populista que alimenta el discurso de organizaciones autoritarias y aún totalitarias, de cepa leninista o fascista.
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