En los equipos de alta montaña, incluidas nuestras expediciones al Everest, siempre decimos y actuamos según un principio: “La vida de un compañero es mucho más valiosa que cualquier cumbre”. En Colombia hoy debemos hablar, sentir y actuar según el principio de que la vida de un compatriota vale más que cualquier cosa, que ante todo debemos trabajar por la paz y que las diferencias las debemos resolver en la mesa y no en la guerra. Para que eso sea posible, todos tenemos que ceder y reconocer las razones del otro. Se debe negociar para evitar más muertos, que ya son muy numerosos. La movilización estratégica para el cambio puede considerar hacer acuerdos, levantar el paro, definir tiempos para cumplir los acuerdos y, si estos no se cumplen, la consecuencia podría ser nuevas y más agudas manifestaciones, con el riesgo de poner en vilo la viabilidad del país. Las movilizaciones y protestas han sido masivas y empiezan a forzar un diálogo que, si es efectivo, debe llevar a cambios ciertos en tiempos definidos.
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En los equipos de alta montaña, incluidas nuestras expediciones al Everest, siempre decimos y actuamos según un principio: “La vida de un compañero es mucho más valiosa que cualquier cumbre”. En Colombia hoy debemos hablar, sentir y actuar según el principio de que la vida de un compatriota vale más que cualquier cosa, que ante todo debemos trabajar por la paz y que las diferencias las debemos resolver en la mesa y no en la guerra. Para que eso sea posible, todos tenemos que ceder y reconocer las razones del otro. Se debe negociar para evitar más muertos, que ya son muy numerosos. La movilización estratégica para el cambio puede considerar hacer acuerdos, levantar el paro, definir tiempos para cumplir los acuerdos y, si estos no se cumplen, la consecuencia podría ser nuevas y más agudas manifestaciones, con el riesgo de poner en vilo la viabilidad del país. Las movilizaciones y protestas han sido masivas y empiezan a forzar un diálogo que, si es efectivo, debe llevar a cambios ciertos en tiempos definidos.
La protesta camionera es uno de los motivos que han llevado a los bloqueos viales y han agudizado la crisis. Su paro tiene relación con algunos puntos de la fallida reforma tributaria que gravaba los vehículos por emisiones según tamaño del motor y antigüedad del vehículo, y subía el impuesto al carbón y por esa vía a los combustibles fósiles.
Le legislación que pretende sacar del mercado los camiones viejos es de muy difícil aplicación, pues va contra parte de la cultura nacional. Recordemos la canción carranguera que dice: “Julia de mi amor, yo te quiero, Julia, más que a mi camión”. ¡Julia está hecha! El amor es tan verdadero que si le preguntamos a un propietario de camión, de esos que andan por los campos conduciendo un Dodge o Ford 1968 perfectamente engallado y con la Virgen al frente, cómo funciona su vehículo, la respuesta natural será: “Es una joya, está como nuevo. En esto recojo la leche todos los días y no falla ningún día”. Se entiende que protesten y sientan injusto que les suban los impuestos. Uno de ellos me decía: “Si me impiden trabajar, díganme dónde bloqueo y para allá voy”.
De otra parte, las enfermedades pulmonares aumentan en las ciudades a causa de la contaminación, generando un problema de salud pública. Desde esta perspectiva es importante pagar un mayor impuesto cuando se contamina más, que incluye subir el impuesto al carbón, a la gasolina y forzar la salida del diésel de las ciudades, del que los camiones son los principales aportantes. Medidas de política fiscal improcedentes en este momento son razonables desde el punto de vista del ambiente, la salud pública y la crisis climática.
Para superar el dilema, debemos buscar una solución que no atropelle a los camiones que trabajan “como nuevos” y al mismo tiempo permita controlar a los que contaminan en exceso. La transición socioecológica exige propuestas creativas. Requiere más incentivos, más zanahoria que garrote. Una opción, apoyar el cambio de motores conservando el resto del camión. La estrategia de descarbonización debe evitar un nuevo paro camionero y hacer justicia ambiental.
En plena crisis económica, la comida tiene prioridad sobre la descarbonización. De momento no es posible un impuesto al carbón. Hoy, paz y supervivencia son prioridad, pero tenemos que enfrentar la crisis climática, debemos pensar qué vamos a proponer y cómo superar los dilemas.