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Herejía política: ganadería sostenible

Juan Pablo Ruiz Soto
27 de julio de 2022 - 05:30 a. m.

En Colombia, donde el 89 % de la tierra agrícola está en pastizales y uso ganadero de baja productividad, la concentración de la propiedad de la tierra presenta un coeficiente Gini del 0,89 (KPMG, 2020), siendo el segundo nivel más alto de concentración en América Latina, y la contribución de la ganadería al PIB es solo del 1,6 % (Fedegán, 2021), hablar de ganadería sostenible es, en principio, una verdadera herejía. Sin embargo, hay posibilidad de apostarle a la reconversión de la ganadería haciéndola sostenible social, ambiental y económicamente. El 80 % de los predios ganaderos pertenecen a pequeños y medianos propietarios.

Los sistemas silvopastoriles (SSP), que integran árboles y arbustos a la producción ganadera, aumentan la productividad e incentivan la recuperación de servicios ecosistémicos. El proyecto Ganadería Colombiana Sostenible (GCS), respaldado por los ministerios de Agricultura y Ambiente, y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Global y el Fondo para el Cambio Climático Inglés, ejecutado (2010-2020) por una alianza entre Fedegán, CIPAV, The Nature Conservancy y el Fondo Acción, supervisado por el Banco Mundial, demostró el aporte positivo de los SSP a la recuperación y conservación de la biodiversidad y a la captura de carbono, mediante cambios positivos en los usos de la tierra, que hacen de la ganadería una actividad más rentable y productiva.

La transformación de praderas de baja productividad a SSP requiere un cambio cultural y las fincas demostrativas montadas en predios de productores campesinos cumplen un papel decisivo para impulsar el cambio y generar espacios de innovación tecnológica con aportes locales. Como resultado de diversas experiencias nacionales, hoy hay condiciones para el escalonamiento de GCS. Según los productores (participaron 4.100 en 89 municipios) e instituciones vinculadas al proyecto GCS, para expandir la reconversión ganadera se requiere una política pública que incluya: acceso a crédito ajustado al ciclo silvopastoril, asistencia técnica adecuada y de calidad, compensación a manera de pago por usos del suelo que generan servicios ecosistémicos y mercados diferenciados para productos de origen sostenible.

Los SSP disminuyen las emisiones de metano y óxido nitroso por unidad de producción y por hectárea, y capturan carbono en suelos y biomasa leñosa. La Acción de Mitigación Nacionalmente Apropiada (NAMA, por su sigla en inglés) para GCS es una política pública que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero e incrementar la cantidad de carbono almacenado en los agroecosistemas ganaderos. Esta política impulsa, a 2030, el aumento de la productividad y la competitividad de la ganadería colombiana, asegurando la sostenibilidad ambiental.

Los SSP son una estrategia de adaptación y mitigación del cambio climático y los productores agropecuarios tienen que ajustar sus prácticas por efecto de climas extremos que afectan la productividad. Para hacer realidad GCS, los SSP deben generar una intervención integral en las fincas, asociada a mayor producción de carne y leche con bienestar animal, cuidado del recurso hídrico, mejoramiento del suelo y conservación de la biodiversidad. La planeación predial participativa lleva a optimizar la disponibilidad de recursos físicos, financieros y de mano de obra. Construir a partir de lo construido significa incentivar la reconversión ganadera a SSP y, dado que estos contribuyen a la sostenibilidad productiva del territorio, requieren tratamiento fiscal especial al aplicar el catastro multipropósito. Además, como lo expuse en la columna anterior, la parte de los predios dedicados a la conservación y restauración debe ser exenta de impuestos.

 

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