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La ganadería, ¿amiga de los bosques?

Juan Pablo Ruiz Soto
05 de agosto de 2020 - 05:00 a. m.

Como parte de la serie “Bosques para recuperar el país”, el Foro Nacional Ambiental ha convocado para hoy (agosto 5) su quinto foro “Sistemas silvopastoriles: la ganadería, ¿amiga de los bosques?”. La respuesta inicial a esta pregunta es ¡no!

La ganadería, de diversa forma y en momentos distintos, ha estado atada a la destrucción del bosque en todo el mundo, y en Colombia aún lo está. El Ideam, en sus informes de seguimiento a la deforestación, señala la praderización y las malas prácticas ganaderas como dos de las principales causas directas y actuales de la deforestación en Colombia.

Cuando en el año 2000 se planteó trabajar en la reconversión ganadera para recuperar la biodiversidad en los paisajes intervenidos, la respuesta tanto del ciudadano de a pie como de los especialistas ambientales del Banco Mundial y del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) fue ¡no!

En el GEF, donde solicitamos recursos a la ventanilla de conservación de biodiversidad, nos dijeron: “¿Cómo se les ocurre pretender usar en ganadería recursos de la ventanilla que deben apoyar la conservación de la biodiversidad? La ganadería fue y es un motor de destrucción de la biodiversidad”. En el Banco Mundial nos dijeron: “Las salvaguardias del bando impiden emplear recursos de la institución en acciones que pueden destruir recursos naturales, y la ganadería está probado que se establece en lugares que fueron transformados de bosque a pradera”. Algunas organizaciones ambientales y el ciudadano de a pie, no solo aquellos vegetarianos que con validez señalan que la carne de ganado vacuno es una de las formas más ineficaces de adquirir proteína para consumo humano, también se oponían y consideraban una herejía ambiental apoyar de alguna manera la práctica ganadera.

En medio de todos esos cuestionamientos, después de dos años de discusiones, se aprobó un proyecto GEF-Banco Mundial para Colombia, Costa Rica y Nicaragua que como proyecto piloto pretendía verificar efectos de la reconversión de la ganadería extensiva -praderas sin árboles- a sistemas silvopastoriles, donde el árbol fuera parte del arreglo productivo. Las hipótesis del proyecto incluían: 1. Que la reconversión ayudaría a recuperar biodiversidad, suelos y aguas en los paisajes intervenidos. 2. Que con asistencia técnica y pago temporal por servicios ambientales sería rentable para el productor aumentar la capacidad de carga ganadera por hectárea y hacer un negocio mejor y más sostenible. No se trataba de convertir al ganadero en guardabosques, se buscaba que conservando su práctica y cultura ganadera se convirtiera en un amigo de la biodiversidad y de los bosques. Los resultados positivos de ese proyecto (2002-2007) llevaron a varias instituciones, ambientales y agropecuarias, e incluso al Fondo para el Cambio Climático inglés, a impulsar la reconversión ganadera. Se vinculó a Fedegán para adelantar un segundo proyecto GEF-Banco Mundial denominado “Ganadería colombiana sostenible” (2010-2020).

Para algunos, por definición no hay ni minería ni ganadería sostenible. Estoy de acuerdo, por definición no podemos hablar de minería sostenible, su esencia es extraer recursos naturales no renovables; podemos hablar de minería de mayor o menor impacto ambiental, pero no de minería sostenible. En ganadería, estoy contra la ganadería extensiva como instrumento para especulación predial, acumulación de riqueza y poder, y motor de deforestación. Si los sistemas silvopastoriles sostenibles son o no amigos del bosque, considero que sí.

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