En Jericó (Antioquia) está abierto el debate: de una parte están los intereses de la gran empresa minera AngloGold Ashanti, propietaria de Minera de Cobre Quebradona, empresa que espera iniciar, si le aprueban la licencia ambiental, un gigantesco proyecto para la explotación de cobre y oro; de otra parte, los habitantes del municipio y sus alrededores que mayoritariamente prefieren seguir como están y para quienes la presencia de la multinacional es como la aparición del demonio. Según ellos, el diablo está ofreciendo gabelas que atraen a más de uno, entre ellos a algunos políticos, para que apoyen la propuesta de la empresa minera.
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Si el proyecto de la mina se ejecuta, es innegable que destruirá el paisaje y tendrá un impacto económico, social y ecológico que afectará negativamente a muchos municipios. A tal punto que varias organizaciones nacionales y locales adelantaron en medio de la pandemia un seminario llamado “Entre la mina y la vida, el suroeste escoge la vida”. La disyuntiva es tan extrema como el titular. Una descripción detallada de los impactos la presenta Jorge Eduardo Cock (exministro de Minas y Energía) en su artículo titulado “Graves impactos a perpetuidad: pasivos ambientales que dejaría la mina Quebradona”.
La mina está sobre una hermosa ladera de la cordillera Occidental del río Cauca, cubierta de bosques, cascadas y quebradas con tierras fértiles, pastos, cultivos y gran biodiversidad, que soportan una creciente actividad de turismo de naturaleza en toda la región.
El proyecto planea la extracción de 17.000 toneladas de material del subsuelo por día y durante muchos años. Material que será lavado y, una vez extraídos los minerales con valor económico: cobre, oro, molibdeno, el sobrante se depositará a orillas del río Cauca o se reintroducirá para volver a rellenar la caverna artificial creada por la extracción del material. Cualquiera de las dos opciones genera graves impactos ambientales. El socavón afectará acuíferos, flujos subterráneos y nivel freático con impactos en una amplia zona que incluye otros municipios de la región. La reducción de la disponibilidad de agua superficial y subterránea afectará cuencas, flora, fauna y producción agropecuaria. Así, aunque la mina incorpore en sus costos todas las medidas necesarias para que genere el mínimo impacto, evite externalidades negativas y busque compensar el daño ambiental, hay daños permanentes e irreversibles.
La minería para los países ha tenido efectos muy diversos. Para Noruega, Suecia y Finlandia, donde la administración pública es transparente, la participación ciudadana es bien organizada e informada y los excedentes de la minería se distribuyen entre toda la sociedad, los resultados en algunos casos han sido muy positivos, mientras que otros proyectos se han negado o suspendido. En otros países, como Ecuador, Indonesia y Venezuela, la minería ha sido fuente de corrupción, atraso y conflicto social. Los efectos positivos de esta, cuando los proyectos son viables, dependen de la manera responsable como se adelante la actividad y cómo se inviertan los excedentes económicos que la actividad genera. La mina Quebradona no tiene indicios de viabilidad, algunos de los impactos ambientales que genera son irreparables y no hay compensación que valga.
De otra parte, Colombia ha demostrado no estar en condiciones institucionales ni sociales para manejar adecuadamente la gran minería. Es necesario desarrollar capacidades antes de avanzar con una iniciativa similar. De lo contrario, son actividades que generarán efectos negativos para el país, con impactos irreversibles de grandes proporciones y mínimas compensaciones.