La Ley Orgánica Región Mepolitana Bogotá-Cundinamarca (RMBC) busca generar un territorio funcional, mejorando movilidad, convivencia, justicia, seguridad alimentaria, comercialización, servicios públicos, economía, ambiente y ordenamiento territorial. La RMBC atraerá más población, producción y consumo, y se argumenta mayor eficiencia económica, aprovechando economías de escala que incrementan productividad y competitividad. Hasta aquí, todo bien, ¡pero no habrá agua para tanta gente! La capacidad de carga humana y productiva de la RMBC depende de este determinante natural.
El déficit de agua hace que hoy la Región Metropolitana de São Paulo (Brasil), continuo urbano de 25 millones de personas, sea reconocida como la megaciudad de la sed, donde la escasez de agua ha obligado a ir vaciando el acuífero subterráneo Guaraní. El déficit de agua puede, en un futuro cercano, azotar también a la RMBC que, a 2.600 m.s.n.m., ya concentra el 25 % de la población y el 30 % del PIB colombianos. Los recursos naturales que demandan las megaciudades deben ser abastecidos por biomas de recursos limitados, que se están degradando día a día.
La destrucción del bosque amazónico, que ha alterado el ciclo hidrológico, ha disminuido la oferta hídrica en el estado de São Paulo y también disminuirá el agua que llega a la RMBC vía Chingaza.
La RMBC tiene como prioridad mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Para evitar que se incremente de manera salvaje y nociva la concentración poblacional se requiere una política tributaria que genere incentivos para localizar nuevos procesos productivos en otras regiones. Esto exige planeación para el uso equilibrado del territorio nacional, favoreciendo la localización de población y producción en lugares que dispongan de oferta hídrica para su abastecimiento futuro. Si la RMBC crece de manera desmedida, en breve estaremos enfrentando mayores problemas de aglomeración, contaminación y carencia de agua con degradación en calidad de vida, como ya pasa en el São Paulo metropolitano.
Los planificadores del territorio funcional de la RMBC argumentan solo beneficios, pero parten del falso supuesto de una disponibilidad estable e ilimitada de agua. La Ley Orgánica habla de la protección de activos ambientales regionales como cerros y páramos, pero es erróneo suponer que los cerros y páramos circundantes son los que proveen de agua a la RMBC. Como se deduce de Poveda (2020), el agua proviene de la cuenca amazónica y estamos muy cerca de que la deforestación de la Amazonia signifique la alteración radical del ciclo hidrológico y la disminución de la lluvia horizontal (Lovejoy y Nobre, 2018).
Hay que entender la importancia que tiene el bosque amazónico para la RMBC y la necesidad de contribuir con transferencia de recursos financieros, cargados en los recibos del agua en Bogotá a la conservación y recuperación del bosque amazónico. Simultáneamente, tenemos que planificar y tomar medidas para frenar el crecimiento poblacional desmedido en la sabana de Bogotá, evitando de paso la destrucción de su paisaje y sus suelos agrícolas. Una adecuada política fiscal debe inducir localización de los nuevos procesos productivos en ciudades intermedias, en otras regiones, que tienen mejor posibilidad de crecer de manera sustentable, considerando los límites de la oferta natural para la vida urbana.
La sostenibilidad de un territorio depende de la disponibilidad de recursos naturales esenciales para su funcionamiento. Evitemos superar los límites del crecimiento productivo y del área construida de la sabana de Bogotá, y gestionemos la RMBC como un territorio funcional y sostenible. Superemos los mitos de que, en un mundo finito, el PIB puede crecer de manera indefinida y que un mayor PIB siempre significa más bienestar.