Estamos celebrando los nueve años del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos. Podemos decir que estamos celebrando los avances en la relación bilateral de estos años en comercio e inversión, pero creo que es mucho más porque lo mejor debería estar por venir, como lo discutimos esta semana en un conversatorio organizado por AmCham Colombia.
En estos nueve años han pasado muchas cosas desde la desaceleración del comercio global, las confrontaciones comerciales entre Estados Unidos, China y la Unión Europea, las tendencia al proteccionismo mundial y, más recientemente, la pandemia. Por fortuna, las cifras a comienzos de este año muestran que el comercio mundial se ha recuperado de la desaceleración por pandemia y ha vuelto a los niveles de 2018.
Esa mejora es una buena noticia porque es una combinación de comercio retenido por la pandemia y por mayor demanda mundial, en particular de Estados Unidos, para el tema que nos ocupa, que se recupera rápidamente de los efectos de la pandemia y recupera su liderazgo en el crecimiento global. Y con expectativas de crecimiento también buenas y con efectos positivos sobre los términos de intercambio de Colombia y la demanda de productos y servicios colombianos.
Ahora más que nunca, las buenas expectativas de crecimiento de nuestro principal socio comercial obligan a priorizar estratégicamente desde el sector público y privado los productos que podamos ofrecerle para aprovechar intensamente la puerta comercial que nos abrió el TLC desde hace 9 años. Hoy Estados Unidos es el comprador del 30 % de nuestras exportaciones no tradicionales (sin combustibles), el oferente del 30 % de la inversión extranjera directa al país y, en un tema paralelo, el país de origen del 52 % de las remesas que los colombianos en el exterior.
Las exportaciones no tradicionales a Estados Unidos crecieron en estos nueve años al igual que la inversión extranjera directa. Nuevos productos encontraron mercados, es especial agrícolas y agroindustriales pero aún se puede hacer más. Es necesario entender el consumidor estadounidense que está retomando su consumo luego de la pandemia y los proyectos de inversión que estarán en camino para fortalecer y profundizar la oferta exportable del país. Las cadenas de valor mundiales están cambiando con la pandemia y las regionales ganan participación, los productos colombianos deben buscar espacio en este nuevo orden. Lo mejor de esta relación bilateral está por venir.